tag:blogger.com,1999:blog-28312891284147360152024-03-13T00:23:42.346+01:00^_^Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.comBlogger71125tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-76599735043226238142023-12-06T21:03:00.001+01:002023-12-06T21:03:22.411+01:00Nubes y sangre.<p> </p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-justify: inter-ideograph;">Aquellas nubes llenas de polvo y misterio cada vez estaban
más cerca, y finalmente la muchacha se dio cuenta de su presencia. Miró en derredor,
pero no quedaba nada en aquel maldito lugar. Sus abuelos contaban historias de
cómo en sus tiempos jóvenes aquello había sido un frondoso bosque. Incluso
hablaban de hadas y dríades que vivían allí, pero todo cambió con los asedios.
Aquella zona, por su situación estratégica en medio de los dos reinos, prácticamente
en todas las generaciones había sufrido asaltos, pero, por lo que contaban sus
abuelos, en su época aquello había sido un verdadero infierno.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-justify: inter-ideograph;">Según narraban, un día todo el bosque ardió, y una inmensa
columna de fuego lo cubrió todo. Allí prácticamente desapareció el pueblo, que
siempre había vivido principalmente de la madera que talaban del bosque. Muchos
aldeanos perecieron a causa del fuego, o del humo, y otros tantos lo hicieron a
causa de las heridas de la refriega que sobrevino al incendio. Aun así, las
pocas personas que sobrevivieron se negaron a abandonar aquellas tierras, en
honor a sus familiares y amigos fallecidos, y se convirtieron en un icono de la
rebelión. Gracias a su resiliencia, el reino entero se volcó en aquella guerra
y consiguieron derrotar al ejército invasor. Todavía en la corte se cantaban
las épicas tonadas que compusieron los bardos…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-justify: inter-ideograph;">Bloqueada por el miedo, Anya se desplomó en el suelo, cansada.
La incertidumbre la derrotó, algo que ni el dolor ni el horror que había vivido
había conseguido. Ahora, además de ver cómo la nube crecía por momentos, un
sonido rítmico se escuchaba cada vez con mayor claridad. Tacatá tacatá, una y
otra vez. El lobo, cada vez más nervioso, empezó a rodear a Anya de manera
protectora, una vuelta en cada sentido. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-justify: inter-ideograph;">El horizonte por fin tomó forma, y un pequeño regimiento de
caballeros apareció de la nada. No era un gran contingente y a pesar de la
dificultad, Anya se percató de que no llevaban los colores del reino, sino los
del imperio. Volvían a rematar su jugada maestra, querían enviar un mensaje, y
no querían que nadie pudiera avisar al resto de villas de su ataque. A medida
que acortaban distancia, se oyeron sonidos metálicos producidos por el
desenvainar de las espadas. La habían visto, y ahora por fin podría descansar.
Descansar de verdad. Volvería a ver a su hermano, y sus padres la recibirían
con los brazos abiertos. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-justify: inter-ideograph;">Cerró los ojos, preparada para marcharse de aquel lugar
lleno de dolor y sufrimiento. Escuchó como el lobo se alejaba, casi podía
escuchar su enfado por la forma en la que sus patas golpeaban la tierra. Se
sintió temblar. No, era el suelo el que temblaba, abrió los ojos al tiempo que
gritos de dolor y aullidos salvajes desgarraban sus oídos. El lobo había
desmontado a cuatro caballeros, y estaba arrastrando a uno de ellos de lado a
lado. Los tres que quedaban sobre sus monturas se estaban acercando para herir
al animal, pero sendas saetas los desmontaron en una fracción de segundo. Los
caballos se encabritaron y huyeron, sin siquiera una mirada a sus jinetes. El
lobo había soltado su presa y se abalanzaba contra otro de los soldados
heridos, y uno por uno los remató. Se volvió, enseñando los dientes y gruñendo,
mirando fijamente al grupo de tres hombres que habían llegado junto a Anya.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoListParagraph" style="margin-left: 53.4pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt; text-justify: inter-ideograph;"><!--[if !supportLists]--><span style="mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><span style="mso-list: Ignore;">-<span style="font: 7.0pt "Times New Roman";">
</span></span></span><!--[endif]-->Tranquilo, amigo, hemos venido a ayudar- dijo el
primero de ellos, un hombre vestido con ropajes sencillos pero elegantes.
Estaba enfundando su arco, mientras enseñaba la otra mano levantada al animal, tratando
de tranquilizarlo-. No deseamos haceros daño, de verdad.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-justify: inter-ideograph;">El lobo pareció entenderlo, porque cerró el hocico y se
calmó un tanto. Se giró, olfateó los cadáveres y se detuvo en uno de ellos.
Parecía buscar algo. Levantó la cabeza despacio, y, tras mirar a los hombres de
uno en uno, se acercó al que había hablado. Llevaba algo entre los dientes.<o:p></o:p></p>Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-32472993937074880312023-12-03T19:42:00.005+01:002023-12-03T19:52:57.408+01:00Perdido y encontrado<p> <span> </span><span> </span><span> </span><span style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Avanzó cabizbajo entre las casas semiderruidas que quedaban
en aquel páramo perdido. Aquí y allí había algún intento de empalizada, algún murete
en ruinas, y armas, muchas armas desperdigadas por el suelo. Había llegado tarde.
Su instinto le había avisado antes de que sucediera aquél ataque pero él no había
creído posible semejante despliegue por parte del imperio. De hecho… no deberían
haber sido capaces. Alguien les tenía que estar haciendo parte del trabajo sucio,
tenían que tener un espía entre sus filas.</span></p><p><span style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span> </span><span> </span><span> </span>Él había llegado a capitán a una edad muy poco habitual. Apenas
había cumplido veinticinco años cuando el Rey lo había llamado a sus aposentos para
informarle de su decisión. Sus hazañas en el campo de batalla no eran pocas, pero
lo que más valoraba el Rey era su visión estratégica. Pasó a ser un miembro más
del consejo de Su Majestad, y desempeñó más labores de las que le correspondían,
pero prácticamente todas sus decisiones habían llevado al reino a una mejor posición.
Sin embargo, todo estaba a punto de cambiar.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-justify: inter-ideograph;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin-left: 53.4pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18pt; text-justify: inter-ideograph;"><!--[if !supportLists]--><span style="mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><span style="mso-list: Ignore;">-<span style="font: 7pt "Times New Roman";"> </span></span></span>Necesito que busquéis supervivientes. Alguien ha
tenido que escapar, necesitamos un testigo que nos informe de sus números, al menos-
informó a su segundo con voz inexpresiva y un terrible dolor en sus ojos-.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin-left: 53.4pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18pt; text-justify: inter-ideograph;"><!--[if !supportLists]--><span style="mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><span style="mso-list: Ignore;">-<span style="font: 7pt "Times New Roman";">
</span></span></span><!--[endif]-->¡Sí, señor!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;"><span style="text-indent: 35.4pt;"><span> </span><span> </span><span> </span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;"><span style="text-indent: 35.4pt;"><span> </span><span> </span><span> </span>Mientras tanto, a una buena distancia de allí, una joven seguía
corriendo a pesar de tener todo el cuerpo magullado y dolorido. Tenía las rodillas
en carne viva de tantas veces que se había tropezado, pero aquello no podía detenerla.
Su corazón bombeaba sangre con una fuerza inusitada, y ella creía que iba a caerse
derrotada con cada paso. Pero sin embargo, no lo hacía. Una energía interna la obligaba
a seguir adelante, sin importar qué le pasara. Su cabello estaba ensangrentado,
la ropa le colgaba de manera extraña, hecha jirones aquí y allí. Parecía que llevaba
en el camino años, y no sólo unas pocas horas.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;"><span style="text-indent: 35.4pt;"><span> </span><span> </span>Hacía ya bastante rato se había encontrado con un lobo solitario,
que estaba acurrucado a la sombra de un inmenso árbol. Al oler el aroma de la sangre,
el animal levantó el hocico y olfateó para descubrir su procedencia. Al ver a la
humana corriendo y levantando polvo a cada paso, se puso en tensión, pero cuando
vio que ni lo miraba, le picó la curiosidad. Desde entonces la había seguido a una
distancia prudencial. Algo en el animal hacía que no pudiera ignorar a la humana,
aunque no era del todo consciente.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;"><span style="text-indent: 35.4pt;"><span> </span><span> </span><span> </span>Fue entonces cuando todo cambió de repente. Algo se acercaba
por el horizonte, levantando nubes de polvo que presagiaban más sangre y dolor.
La muchacha no las vio, pero al lobo se le erizó el pelaje y se preparó para lo
peor.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-justify: inter-ideograph;"><o:p></o:p></p>
<!--EndFragment-->Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-39606998462247728052019-12-22T19:43:00.000+01:002019-12-22T19:43:46.935+01:00Ambar de Medianoche
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 8pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;"> Era pasada medianoche y el sueño
todavía no hacía acto de presencia. Había sido un día tranquilo, casi aburrido,
y todo lo que le esperaba el día siguiente era una monótona repetición. Todo el
mundo tenía planes y mil cosas que hacer, pero a ella no le apetecía aguantar
filas e ir<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>sitios concurridos ahora que
por fin tenía un par de días libres. Llevaba tiempo pensando en retomar su
práctica del violín, pero tan solo se sabía alguna de las canciones que le
enseñaron en el conservatorio y no le apetecía tener que “aprender” nuevas
melodías. ¡Ojalá no lo hubiera dejado en su momento! Así ahora sería capaz de
improvisar y no le costaría tanto esfuerzo retomarlo. Si tan sólo…<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 8pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Se
despertó sudorosa y sin recordar haberse quedado dormida. No sabía cuánto tiempo habría pasado. ¿Había llegado a dormir algo? Un ruido sordo la
había hecho saltar de la cama. La parte de ella que se encontraba más despierta
quería encontrar el origen de aquél ruido. La parte que seguía dormitando no
quería despertarse. Una pugna interna que se manifestaba en gruñido y quejidos
y en la que la parte consciente se llevó el gato al agua. Se encaminó al baño
para darse unas rápidas friegas en la cara para terminar de espabilarse y
rápidamente dio una vuelta por el piso. Todo estaba en su lugar, no fue capaz
de encontrar nada extraño, pero justo cuando había decidido volver a la cama,
aquél misterioso sonido volvió a escucharse en la quietud de la noche.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoListParagraph" style="margin: 0cm 0cm 8pt 53.5pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><span style="mso-list: Ignore;"><span style="font-family: Calibri;">-</span><span style="font-size-adjust: none; font-stretch: normal; font: 7pt/normal "Times New Roman";">
</span></span></span><!--[endif]--><span style="font-family: Calibri;">¿Quién anda ahí? – preguntó, temerosa de obtener
respuesta, mientras agarraba una raqueta con ambas manos, casi haciéndose daño
de lo fuerte que apretaba. –No hay nada de valor en la casa, pero hoy no estoy
de humor para bromas. Más te vale salir por dónde quiera que hayas entrado.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 8pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;">El silencio
fue su respuesta. Nada podía escucharse en aquella terrible oscuridad. Por no
escuchar, no escuchaba ni siquiera los repetitivos sonidos de los
electrodomésticos. De hecho, aquél misterioso silencio todavía la incomodaba
más que pesar que alguien podía haber entrado en su piso. ¡Dios, la madre que
los parió a todos! Aquello tenía que ser cosa del sueño, había dormido poco y
su cerebro le estaba jugando malas pasadas.<o:p><span style="font-family: Calibri;"> </span></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 8pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;">Mientras Elsa
seguía en sus cábalas y sus agobios, un fogonazo de luz la cegó, a pesar de que
trató de protegerse con las manos. Todos los sonidos de la noche volvieron de
golpe, como si hubiera habido un filtro que acabaran de retirar. Pero algo más
había aparecido con aquellos sonidos. Algo impensable, algo imposible: En su
salón, envuelto en mantas y tumbado en el sofá, había un bebé. Un bebé de un
color pálido, cuyos ojos ambarinos brillaban en la oscuridad. Aquellos ojos
hipnóticos la llamaban, y ella se perdía en su inenarrable profundidad. En
aquellos ojos se veía el brillo de las estrellas, el fulgor de los planetas, el
calor del sol y el frío de las galaxias. Aquellos ojos contenían el universo,
observaban sin mirar y veían más allá de lo que cualquier persona querría ver.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 8pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;">El niño sonrió,
y tras un nuevo fogonazo, se evaporó en volutas de humo. Pero aquella sensación
que había sentido al mirarlo a los ojos seguía allí. No sabía quién, qué era,
pero tenía que encontrarlo. Aquellos ojos eran su canto de sirena, y ella se
sentía atraída sin remedio hacia aquel pozo sin fondo.<o:p></o:p></span></div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-61325860584314734172017-03-08T02:51:00.004+01:002017-08-07T20:48:45.805+02:00Los Secretos de Eivi<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Cuando era
pequeño no paraba de fantasear con lo que haría si fuera mayor. Cuando empecé a
hacerme mayor, fui olvidando los grandes planes que tenía reservados para ese
momento. Los breves instantes en los que me dejaba llevar eran aquellos en los
que era realmente feliz. Recuerdo cómo jugábamos a explorar la ciudad y sus
alrededores, tratando de descubrir todos los mágicos lugares que escondían.
Quizá, la mejor aventura que corrí fue aquella que empezó de casualidad, cuando
mis amigos y yo encontramos aquél mapa arrugado en el suelo del colegio. <o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Tendríamos
unos diez años y todo lo que sabíamos de aventuras provenía de los cuentos y de
las películas. Nuestra imaginación sin techo empezaba a chocar con nuestra
creciente conciencia de la realidad, y de vez en cuando alguno decía algo
sensato. Pero aquella vez a todos se nos olvidó pensar con frialdad, y nuestra
fantasía comenzó a hilvanarse con la realidad. Fue la olvidadiza y alocada Amber
quien encontró aquél trozo de papel, arrugado, pisoteado y manchado. Olvidado y
desechado por alguien que conocía su verdadero valor, para nosotros era un
lingote reluciente lleno de esperanzas. <o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin-left: 53.4pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->¡Mirad chicos! He encontrado algo… creo que es
un mapa. Aunque no sé de qué –tendríais que haberla visto, estaba tan contenta
que parecía que sus padres por fin le habían comprado la bicicleta que tanto
tiempo llevaba pidiendo-.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 53.4pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Igual es el mapa de un tesoro… -Esta vez fue
Rose la que habló, aunque no sonó muy convencida-.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 53.4pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->¿De dinero, oro y eso? No creo, ya lo habrían
descubierto, ¿no? –Riv era la voz de la razón. Era un chico grande y fuerte,
pero sorprendentemente perspicaz. Quizá por aquél entonces fuera el más
inteligente de nosotros, pero no se lo vayáis a decir o no cabrá por las
puertas-.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin-left: 53.4pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Igual es algún escondite de cuando la guerra o
algo. El otro día mis padres estaban diciendo que hay sitios donde todavía hay
bombas enterradas, y zule…zula… ¿zulos? Aunque no sé qué es eso, pero por lo
visto son como habitaciones secretas – La madre de Azul era historiadora, y su
padre periodista, así que él siempre escuchaba cosas que eran aburridas e
interesantes a la vez. Muchas veces no entendíamos de lo que hablaba porque
usaba palabras raras-.<o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Entonces me
acerqué a Amber y le quité la hoja, para observarla detenidamente, como si
supiera lo que estaba haciendo. Tras analizarla lo mejor que supe mientras los
demás intentaban arrebatármela, les comuniqué lo que había descubierto:<o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoListParagraph" style="margin-left: 53.4pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Parece que es un mapa de esta parte de la
ciudad, pero hay calles distintas, que no existen. ¿creéis que podrán ser túneles
subterráneos? –Desde pequeño siempre me habían fascinado las habitaciones
secretas, los túneles y los pasadizos, así que no es de extrañar que intentara
verlos en todas las partes- una vez leí en el periódico de la ciudad que hay al
menos un par de túneles que pasan por debajo de nuestra ciudad desde la edad media.<o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Los demás me
miraban como si estuviera loco, y no es de extrañar. Al fin y al cabo, aunque
queríamos creer en los cuentos, jamás habíamos visto un pasadizo o una puerta
oculta. Iba a ser casualidad que diéramos con un mapa que nos revelara los
secretos mejor guardados de nuestra ciudad, ¿no? Pero es precisamente lo que
nos parecía a todos, aunque no quisiéramos creerlo. Ya era casi la hora de
irnos a casa y ni si quiera nos habíamos puesto de acuerdo sobre lo que habíamos
encontrado. Decidimos que lo mejor sería seguir hablando el día siguiente, así
que le devolví el mapa a Amber para que lo guardara. Al fin y al cabo, quién lo
encuentra se lo queda. <o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Iba a ser una
noche muy larga.<o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Cuando por fin
sonó la campana para salir al recreo, parecía que nos perseguían unas vacas de
lo rápido que salimos al patio. Aún estábamos jadeando cuando Amber empezó a
decir:<o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin-left: 53.4pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Chicos, chicos, heestadopensandoqué…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 53.4pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->¡Amber! –exclamamos todos al unísono- Respira un
poco y habla más despacio, o no te vamos a entender –añadió Guf-.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 53.4pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Vale, vale, perdón –Amber se puso ligeramente
roja, siempre le pasaba cuando Guf le decía algo, aunque todavía no sabíamos
por qué. Ja, dichosa inocencia-. Os decía que he estado pensando que lo que
tenemos que hacer es seguir el mapa. En las pelis siempre hay algo marcado en
los mapas, pero aquí –señaló todo el mapa con un gesto de la mano- no hay nada
distinto, solo calles y más calles. Así que a lo mejor Eivi tenía razón ayer… y
el secreto del mapa son los túneles. ¡Igual encontramos algo que nadie ha visto
en cientos de años! –Ahí estaba otra vez, esa felicidad que apenas podía
contener dentro de su diminuto cuerpo-.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 53.4pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->¿Y cómo vamos a seguir el mapa? –Pregunté,
intrigado-<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 53.4pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Pues veréis –dijo sacando cinco folios de papel
de su carpeta y cogiendo el rotulador fosforescente- lo que tenemos que hacer
es…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 53.4pt; mso-add-space: auto; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin-left: 53.4pt; mso-add-space: auto; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i>“Si queréis que la historia continúe para descubrir a dónde lleva el
mapa misterioso o qué oscuros secretos guardan estos niños, tenéis que
hacérmelo saber. Compartid el blog, comentad, o escribidme. Hacedme preguntas.
Retadme.”<o:p></o:p></i></div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-80786589377221517032017-01-18T02:15:00.000+01:002017-01-18T02:15:41.231+01:00Turismo de Búsqueda<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Me he despertado
sobresaltado y bañado en sudor. Me he incorporado sin darme cuenta, movido por
algún tipo de resorte, como cuando estás a punto de coger el sueño y recuerdas que
tienes que hacer algo de suma importancia. Pero no sé qué es lo que se supone
que tengo que hacer y ni siquiera sé qué diablos me ha despertado. Así que me
encuentro perdido y desvelado en mitad de la noche, envuelto por una quietud
absoluta y suprema tan sólo rota por alguna extraviada racha de viento. Lo
mejor que puedo hacer es prepararme un té calentito, a ver si envuelto en la
manta en el sillón y dando sorbos de amargo desconcierto consigo descubrir qué
es lo que se me escapa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Un ruido lejano,
amortiguado por otros ruidos más cercanos me despierta. Son las diez de la
mañana y me he quedado dormido en el sillón. La sociedad ya ha empezado a hacer
sus quehaceres y yo por lo visto ni me terminé el té. Sí que me afligía la
incertidumbre… Voy a dejar la taza en el fregadero y me daré una ducha para
despejarme, hoy tengo un día ajetreado por delante.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Llevo viajando
por Europa casi tres meses en una furgoneta adaptada que compré a buen precio.
Me acababan de despedir y tenía un dinero ahorrado, así que imaginé que era un
buen momento para buscar respuestas a preguntas que todos nos hacemos, como
cuál es mi lugar en el mundo o qué narices es lo que se supone que debo hacer
con mi vida. Los últimos años han sido un constante recordatorio de que la
humanidad está perdiendo el norte y siento que no hay nada que podamos hacer. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Yo he perdido gran parte del optimismo que me acompañaba
y he dejado de preguntarme por qué no podemos los seres humanos construir un
futuro de película. Concretamente de ciencia ficción. Porque si utilizáramos
los recursos de que disponemos como especie, seguramente haría siglos que
habríamos colonizado otros planetas. Seríamos una gran especie, menos nociva
para todo lo que nos rodea y… bueno, no merece la pena pensar más en el tema.
El caso es que decidí que, ya que no podía influir en la especie, buscaría
encontrar la paz conmigo mismo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Pero de momento eso tampoco ha dado resultado.
Desde que era niño he leído historias de gente que se ha ido a Asia a buscar
respuestas. A meditar, a conocer sus culturas ancestrales, pero de algún modo
siento que aquello está demasiado prostituido, tanto que con mi suerte únicamente
encontraría falsos gurús y volvería creyendo unas respuestas fabricadas a mi
medida. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
No, me gusta meditar pero voy a tomar una senda distinta
y, quizá de esa manera, podré llegar a algún punto diferente. Así que me muevo
por intuición, y voy a lugares con los que siento cierta afinidad o armonía.
Medito allí, en bosques frondosos; en bulliciosas iglesias; en apartados lagos…
incluso llegué a encontrar un fantástico lugar de meditación en un pub en pleno
centro de Edimburgo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
En este tiempo me he dado cuenta de que eso que se
conoce como New Age ha calado fuerte y va a seguir haciéndolo. Gente haciendo
yoga, meditando o investigando en temas que no hace tanto eran tabú u objeto de
mofa (muchos todavía lo son, pero eso es un debate para otro día). Al final es
un tema de espiritualidad, de creer que estamos aquí para o por algo, o de
escepticismo y aceptar que “polvo somos y en polvo nos convertiremos”. No deja
de ser curioso ver paralelismos entre mundos tan dispares, pero, de nuevo, es
un debate para otro día, porque hoy…<o:p></o:p></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: right; text-indent: 35.4pt;">
voy
a meditar en Stonehenge.<o:p></o:p></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: right; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
Si los demás
turistas me hacen un hueco.<o:p></o:p></div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-24676875751661051722016-07-18T21:51:00.003+02:002016-07-18T21:51:53.587+02:00Algatria. Relato solicitado por Quenthel.<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Hoy tenía que
haber sido un día fácil. Estamos a mitad de semana y los comerciantes ya no
están tan nerviosos como los primeros días, y la gente empieza a notar el
cansancio acumulado. Cuando salí del
Arrabal poco después de amanecer, todo parecía indicar que iba a ser un
aburrido día más, de esos que a nadie le gustan. Pero no. Tenía que ser hoy el
día que El Gremio utilizara para dar un escarmiento a todas esas ratas
callejeras. Como yo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Si no sois de
Algatria, dejad que os resuma la situación en la que nos encontramos: Hace más
de doscientos años que no vemos una guerra de verdad, y los tiempos de paz nos
han sentado relativamente bien. Desde las Guerras de las Tres Razas, todo ha
sido un poco menos convulso y más sencillo, especialmente para los humanos, que
al fin y al cabo salieron victoriosos del conflicto. Se fundaron diversas
ciudades estado, aunque todas ellas tienen que responder ante el Rey Patule, un
Sin Sangre con un pedigrí inmaculado. Los elfos y los enanos, a pesar de haber
sido razas enemigas, y en aras de un futuro mejor, fueron exonerados. Se
disolvieron sus organismos de mando, pero al margen de eso, apenas tuvieron
castigo. Claro que nadie comenta en voz alta que se les perdonó porque eran
artesanos sin igual y hubiera sido un desperdicio marginarlos de esta “nueva y
brillante sociedad interracial”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Los orcos, sin
embargo no tuvieron tanta suerte. Eran hábiles en diversas tareas pero tan solo
alcanzaron la maestría en combate, y a nadie le apetecía que siguieran
trabajando en sus dotes, así que se les impuso un castigo ejemplar. Se les
acusó de haber sido los instigadores de la guerra, y se les obligó a firmar un
contrato que los dejaba poco menos que en la esclavitud. Su número ha mermado
considerablemente, y aunque ahora todavía los puedes ver por la calle, sería
extraño que no estuvieran haciendo trabajos pesados o que nadie más quiere
hacer. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Al terminar la
guerra los humanos se dedicaron casi exclusivamente al comercio. Se adueñaron
mediante contratos exclusivos de los mejores artesanos de las diferentes razas
y empezaron a comercializar sus mercancías. No tardaron mucho en obtener un
poder casi mayor al del mismísimo rey, y formaron El Excelentísimo Gremio de
Comerciantes y Artesanos, una organización casi tan pomposa como su nombre. Solemos
llamarlo El Gremio, por acortar y eso. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
El Gremio, con el
paso del tiempo desarrolló una genialísima idea para mantener a raya a las
personas indeseables, o sea, cualquiera que no tuviera suficiente plata en los
bolsillos. De vez en cuando los alguaciles de la ciudad recorrían las calles
expulsando de la zona de mercado a todas aquellas personas que no estuvieran
trabajando, o tuvieran suficiente dinero como para poder pagar un pasaje de
tres monedas de plata. No lo hacían a menudo, porque sabían que de ese modo el
comercio flojearía hasta límites insospechados, pero lo hacían lo suficiente
como para que la mayoría de las personas no pudiera permitirse estar en el mercado
esos días. La voz se extendía rápidamente, claro, porque esos días también eran
conocidos por tener el número más alto de personas desaparecidas. Todo el mundo
sabía que los guardias apresaban y ejecutaban sin miramientos a cualquiera que
les hiciera la más mínima afrenta, pero era imposible hacer algo al respecto. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Bueno, pues hoy
era uno de esos días, y como yo había madrugado más de la cuenta para ver si
conseguía aumentar mi “comisión”, no me habían podido avisar de que estaba
empezando el jaleo hasta que me di cuenta yo mismo, y era demasiado tarde como
para que pudiera salir de la zona residencial sin levantar sospechas. Tampoco
podía quedarme, porque si algún soldado o alguacil me pillaba… digamos que
aquello no podría acabar bien. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Después de dar
vueltas por las calles durante la mayor parte de la mañana, me encontraba en la
plaza, observando atentamente desde la penumbra de un portón el ajetreo típico
del mercado. En la plaza principalmente se concentraban los mercaderes de
bagatelas, y alguna vez había un par de puestos de comida con tocino, panceta,
hogazas de pan y embutido. Unos meses atrás un visionario mercader intentó vender
fruta para refrescar a los compradores, pero la fruta se le estropeó antes
siquiera de vender una sola pieza. Habíamos dejado de estar en guerra, pero la
gente todavía quería ver sangre de alguna manera, parece ser. Yo probé sus
manzanas, y estaban deliciosas. Es una pena que la gente no les hiciera
aprecio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Llevaba poco rato
allí cuando empecé a oír un extraño murmullo. Agucé el oído y pude comprobar
que eran voces, hablando muy rápido y a distintos tonos de voz. Un susurro
aquí, un grito allá, un gemido en el otro sitio. Algo había pasado. Varios
alguaciles entraron en la plaza desde distintas calles, mientras por las
contrarias la gente empezaba a irse poco disimuladamente. Yo me quedé quieto,
porque sé por experiencia que moverte es la forma más fácil de que alguien se
fije en ti. Aguanté estoicamente el rato suficiente para que la autoridad se
empezara a entretener con los demás y trepé al tejado de la cantina. Con el
árbol al lado y las ventanas bajas sin barrotes, era un milagro que no les
hubieran robado más veces. Aunque era muy probable que fuera por que la pareja
de enanos que llevaba el lugar era muy amable y trataba muy bien a todo el
mundo independientemente de su raza o cartera a pesar de trabajar de sol a sol
aguantando borrachos e inútiles. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Bueno, como iba diciendo subí al tejado y durante
la próxima hora me dediqué a contar nubes tumbado como cualquier gato
callejero. La verdad es que tenía suerte de ser un humano pequeño. A la mayoría
de la gente la hubieran visto a pesar de estar en alto. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Me ha dado tiempo de ver diecisiete nubes con forma
de dragón, jugar con tres gatos y espantar a tres palomas toca narices. ¡Ah! Y de
contaros todo esto. Creo que ya es hora de que me asome a ver qué es lo que
pasa ahí abajo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
No queda ningún alguacil, pero como he estado todo
el rato tumbado y sin prestar demasiada atención, no sé por qué calles han
salido, aunque imagino que si salgo por las que los he visto entrar no me
encontraré con mucha gente. La pena de que Algatria no haya crecido más es que
los edificios no están lo suficientemente cerca para ir de tejado en tejado.
Bueno, voy a bajar a ver si puedo pasar desapercibido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 53.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->¡Eh! Chaval, ¿qué haces ahí parado? Si tienes
ganas de mear vete a otro sitio, me vas a espantar a los clientes –es Bul, el
enano que se encarga de la cocina en la cantina. Parece un poco desorientado,
llevará mucho tiempo entre fogones y habrá salido a tomar el aire. Mierda-.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 53.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->Tranquilo, En, sólo estaba buscando algo de
sombra. El sol hoy da poca tregua –pongo mi mejor sonrisa, a ver si cuela-.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 53.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->Bah, vete por ahí y déjate de juegos. Es un día
de mierda y no tengo ganas de discutir con nadie, ¡Fuera!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Por supuesto ya me había dado la vuelta y él me
estaba gritando a la espalda. Los enanos son bastante simpáticos, si no están
cansados. Si lo están son unos cascarrabias insoportables. Creo que por eso
inventaron el aguamiel y la cerveza. Voy a ir por herrerías a ver si me da
tiempo de acercarme a los muelles sin que me vean. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Llevo como veinte minutos andando por herrerías
cuando por fin tengo ocasión de trabajar un poco. En la zapatería que hay
frente a la forja de Petro Cemento hay un joven rico montando un poco de
escándalo que voy a aprovechar para mi beneficio. Ya estoy lo suficientemente
cerca como para que nadie note mi estrategia, así que volteo la cara y grito
una despedida mientras finjo que me tropiezo y pierdo el equilibrio. Choco contra
el joven y lo empujo un poco. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 53.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->¡Cuánto lo siento! –digo con la cabeza gacha y
una maravillosa voz de pena. Cada vez se me da mejor-. Lo lamento de veras
señor, espero que se encuentre bien.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 53.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->¡Largo de aquí inútil! Joder, le tenía que haber
hecho caso a mi padre y no haberme acercado aquí hoy. Lo peor de cada casa se
encuentra en herrerías. ¡Mierda! –Se dio la vuelta y se fue gesticulando como
un loco que estuviera luchando contra molinos o algo por el estilo. Ricos. No
hay quien los entienda.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Mmm. No pesa tanto como esperaba, aunque estos
ricos tienen la dichosa manía de llevar varias bolsas repartidas por el cuerpo
para que no se las roben todas. Y yo que pensaba que era tonto además de loco.
En fin, supongo que con esta plata podré comer un poco de cochinillo asado en
alguna tasca de los alrededores. Voy a ver si en Casa Justa sigue estando esa
violinista tan guapa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Mientas me dirijo hacia allí, alguien se choca
contra mí y sigue corriendo antes de que pueda decirle de todo. Miro a ver si
me ha robado algo pero sigo llevando las cinco bolsas que he sacado hoy. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
-¡Al ladrón! ¡Al ladrón! ¡ESE MALDITO ELFO ME HA
ROBADO! ¡QUE ALGUIEN LO PARE!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Ah, menos mal que
no es el noble que ha vuelto a por mí. Aunque aquél de allí delante hablando
con el alguacil sí parece… mierda. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: right;">
<i>Continuará…<o:p></o:p></i></div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-68601830863496425342016-07-02T13:05:00.002+02:002016-07-02T13:05:46.154+02:00Palabras que Forman Historias Cinco.<div class="PadderBetweenControlandBody" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.25pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: right;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<i style="text-align: right;"> *Cancamusa, pichón, perroflauta, doritos,
Ecuador, jipiar, guaje, plurisexualidad, cerveza, megatrón.</i> </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Se hallaba en
medio de una acalorada discusión en el bar de su hotel en Quito, <b>Ecuador</b>. Acababa de terminar la
carrera, licenciándose en Literatura en la universidad de Harvard, y había
decidido pasar un verano inolvidable visitando diversos países de América del
Sur. Entre <b>cerveza</b> y cerveza,
picando <b>doritos</b>, patatas y frutos
secos, la conversación avanzaba cada vez más fluida. Henry se había encontrado
en el hotel a un grupo de turistas europeos y conversaban en un popurrí de
lenguajes en el que ningún tema era tabú. Hacía poco una de las chicas, Cornelia,
una alemana que destacaba en la multitud primero por su despampanante físico y
después por su inusitado desparpajo, había empezado a hablar sobre cómo la
sociedad cada vez avanza más hacia la <b>plurisexualidad</b>.
Cornelia estaba manteniendo una relación abierta con Hans y Sofía, una pareja
de Austria que había conocido en el avión. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;">
Según
Cornelia, los roles de género cada vez se difuminaban más y más, y terminarían
convirtiendo las relaciones tradicionales en la excepción. Henry por su parte
mantenía una sana y tolerante visión al respecto, aunque difería en el concepto
de relaciones tradicionales. Al fin y al cabo en las antiguas civilizaciones el
amor romántico no existía y el sexo entre personas del mismo sexo era tan común
y normal como el sexo entre personas de diferente género. Además, Henry estaba
convencido de que si los más oscuros deseos de la mayoría de las personas
guardan relación con bacanales y desfases similares, por algo será.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;">
Horas más
tarde, visiblemente afectada por el desenfreno al que se había sometido,
Cornelia se levantó y besó apasionadamente a Henry, dejándolo estupefacto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;">
-Bueno, <b>pichón</b>, espero verte esta noche en el
concierto de <b>Megatrón</b>. Creo que
todos los demás van a ir –Cornelia volvió a besar a Henry, tratando de
convencerle de que le convenía dejarse caer por el concierto-.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;">
-Mmm. Creo que
será interesante, tienen pinta de tocar muy, pero muy bien –sus ojos,
juguetones, chispeaban a causa del alcohol mientras observaba embelesado a
Cornelia. Ella rio y se despidió con un ademán y una sonrisa-.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;">
Henry se
levantó, un poco encorvado y se encaminó hacia los ascensores que se
encontraban junto a la puerta del bar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;">
-¡Eh, <b>guaje</b>! –Le gritó Marta, una jovencísima
española de pelo rizado y pecas que le conferían un encantador aspecto
inocente-. Te olvidas la cartera, Cassanova –le dijo mientras se la lanzaba-.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;">
Cuando Henry
llegó a la puerta de su habitación, que se encontraba en la cuarta planta, vio
que Cornelia estaba sentada al final del pasillo, en su puerta. Quizá se había
dejado la llave en el bar y le daba pereza ir a buscarla.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;">
-¡Cornelia!
¿Qué haces allí sentada? –gritó el joven, quizá con más vigor del que
esperaba-. ¿No puedes entrar? Ven aquí, todavía me queda algo en el mueble-bar,
si quieres.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;">
La bellísima
alemana se levantó y avanzó hacia Henry contoneándose. Casi parecía estar
exagerando su movimiento de caderas, pero Henry estaba un poco aceptado y no
podía pensar con claridad. En cuanto la joven lo alcanzó, éste abrió la puerta
y ambos se adentraron en la calurosa habitación, un tanto lúgubre y mal
iluminada. Aun no se había cerrado la puerta y Cornelia se abalanzó sobre
Henry, empotrándolo contra la pared con inusitada violencia. Un gemido escapó
por los labios entreabiertos del joven, pero la muchacha no tardó en
silenciarlo con sus besos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;">
Alguien llamó
a la puerta, y como no obtuvo respuesta, gritó:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;">
-Eh, mamones,
menos diversión, que vamos a llegar tarde al concierto –les gritó una
estentórea voz masculina, muy grave.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Unos
quince minutos después, tras numerosos intentos de interrupción, Henry estaba
recogiendo su ropa del suelo, y pasándole a Cornelia que todavía yacía en la
cama la suya. Cuando levantó la blusa, una tarjeta cayó al suelo y Henry
sonrió. Se volvió y le dijo a Cornelia:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
-Así
que todo eso de estar sentada en el pasillo era una <b>cancamusa</b>. Querías que te invitara a entrar, maquiavélica y
hermosísima mujer.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
-Culpable
–reconoció ella, todavía con rubor en sus mejillas, pero un deje de desafío en
su voz-. ¿Me vas a castigar por ello?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Como
toda respuesta oyó una sonora carcajada y su blusa le cayó sobre la cabeza. Se
terminaron de vestir y salieron al pasillo. Hans y Sofía estaban allí sentados,
algo apesadumbrados. La joven sollozaba y oyeron que Hans hablaba con ella.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
-Venga
So, ya vale de <b>jipiar</b>. Sabías lo que
había cuando empezó todo esto, pensaba que eras lo suficientemente madura como
para soportarlo. Si no puedes entender que otras personas pueden hacerla feliz,
deberías quedarte al margen. Solo vamos a estar aquí un par de semanas, se
supone que veníamos a pasarlo bien, a ser felices. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
-No
lo entiendes Hans. Estoy enamorada de ella. Tanto que me duele, mucho. No es
algo que pueda controlar, o racionalizar. Ha pasado y punto. Prefería que tú te
hubieras liado con ese <b>perroflauta</b>
antes que ella, maldita sea. Me dolería menos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Henry
y Cornelia se miraron, sin entender que un acto de amor desinteresado pudiera
generar tanta tensión. Se acercaron a la pareja, ella decidida y él un tanto
cohibido. <a href="https://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a>Definitivamente no era así cómo esperaba pasar
su “verano inolvidable”, pero estaba convencido de que aquellos recuerdos
quedarían grabados en su memoria para siempre.<o:p></o:p></div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-59357810801873280372016-05-23T13:19:00.003+02:002016-05-23T13:19:45.342+02:00Estanterías<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Se sentía cansado y sus párpados no paraban de presionarle para que se
rindiera. Pero todavía era pronto, aun le quedaban muchas cosas por hacer.
Quizá debiera… pero no, no podía. Ya descansaría más tarde. Sí, dormiría
entonces y repondría fuerzas para otro día agotador. Genial, tantos años sin
ajetreo por fin se cobraban la temida venganza. Pero no tenía más tiempo que
perder divagando, claro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Hizo un titánico
esfuerzo para abandonar la silla y ponerse en pie. Tras ese primer impulso
parecía que su cuerpo era más liviano, o al menos se sentía con más energía. Se
encaminó hacia la estantería y extrajo un pesado tomo, el único sin polvo en
aquél polvoriento estante. Diantres, había tanto polvo que el mero hecho de
sacar aquél volumen había creado una nube que se acercaba peligrosamente a su
nariz. Maldición, ya notaba aquél dichoso cosquilleo que… estornudó
estentóreamente y se alegró de estar solo. Luego, por su puesto, se acordó de
que no lo estaba. O ella se lo recordó. Como fuera.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 53.25pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->Madre del amor… Salud. ¿Ya has decidido qué
nombre le vas a poner? porque digo yo que después de tanto trabajo para traerlo
al mundo… -la joven sentada a su espalda sonrió con malicia. Era atractiva,
aunque casi todo su encanto radicaba en su avispado ingenio. Su preciosa sonrisa
era como una radiante armadura que la protegía del mal humor de los demás.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 53.25pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->Pues… esto… No tenía pensado nada. ¿Tienes
alguna sugerencia? Aunque sólo sea por proximidad te toca ser la madrina de la
criatura –No se recompuso mal, dadas las circunstancias. Con ella todo
funcionaba así. Por encima de su belleza, o de sus encantadores ojos, que
convencían a la mayoría, ella necesitaba un reto intelectual. Algo así como
fuego para su pasión dialéctica. Por supuesto, ella no tuvo que pensar
demasiado. Tenía la respuesta preparada. Maldito fuera su ingenio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 53.25pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->Sí, me recuerda mucho a un desagradable profesor
que… -Arrancó en el acto, pero él la interrumpió:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 53.25pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->¿y quién ha dicho que haya sido un “él”?
–entrecerró los ojos, desafiante. Ella sonrió.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 53.25pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->Touché. Odio cuando haces eso –Mintió, claro. Le
encantaba.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 53.25pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->No, no lo odias. Esto, por otra parte… -dejó que
el silencio se extendiera como una fina capa de hielo, atenazándola,
advirtiéndola.- Ahora que tú y tu afilada lengua estáis despiertas, quizá
podríais ayudarme a investigar, digo yo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.25pt;">
Haciendo una mueca y sin decir palabra, la
muchacha se encaminó hacia la estantería, contoneándose todo lo que pudo. Se
plantó junto a él, y se estiró para alcanzar un grueso volumen que tenía
detrás. No lo rozó por milímetros, por supuesto. <o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.25pt;">
Tragando saliva, él sonrió: “Entendido, la lengua
no es lo único afilado que tienes. Los dos lo sabemos. Sí, me pones nervioso.
Sí, si quisieras seguramente me arrojaría a tus pies. No, todavía tengo
dignidad. No, no soy un baboso. ¿Podemos centrarnos ya?” Ella le devolvió la sonrisa y le dio un beso
en la mejilla: “Perdón”.<o:p></o:p></div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-33054781574693420342016-01-31T00:10:00.002+01:002016-01-31T00:10:29.826+01:00Leyendas de Col Miyo<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Alzó
la mirada e izó la bandera con orgullo. Esta vez lo había conseguido: por fin
llegaba el primero en la carrera del Día del Héroe. Atrás quedaban sus
anteriores intentos, las lágrimas y el sudor derramados en pos de aquél sueño.
Atrás quedaban sus noches sin dormir, fantaseando con que algún día lo
lograría. Delante… delante se abría un mundo lleno de posibilidades. Con los
ojos vidriosos de la emoción, echó la vista atrás por última vez.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> Durante casi cinco años se había
dedicado prácticamente por completo a entrenar. Había reducido su jornada laboral
al mínimo, gracias a la influencia de su madre y al apoyo de su padre, y pasaba
más de seis horas diarias entrenando, excepto un día por semana, en el que
dejaba a su cuerpo descansar. Su día libre, sin embargo, lo dedicaba a pasear
por el bosque tratando de conectar con su tótem animal.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> En la zona en que vivía habían
mantenido antiguas y místicas tradiciones a través de los cuentos que contaban
a sus hijos. A él, la historia que más le gustaba era la de “La luna, la joven
y la loba”. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Ésta
básicamente narraba la aterradora noche en que una joven niña, cuya edad
variaba según quién contara la historia, se perdió en los alrededores de Col Miyo,
el pueblo en el que él vivía. La joven había ido con su madre y su padre al
bosque por la tarde, a rezar a la diosa del Árbol Madre para que su hermano
naciera sano y fuerte. En un descuido de sus padres ella siguió una voz que la
llamaba y terminó adentrándose en el bosque. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Las
horas pasaban y por mucho que los padres gritaran y desesperaran, ella no
aparecía. Cayó la noche y las nubes cubrían el cielo. Sin la luz de la luna
para seguir con la búsqueda, no les quedó otro remedio que rendirse y dejar sus
esperanzas de reunirse con su hija hasta la mañana siguiente. Pasaron la noche
al abrigo del Árbol Madre, rezando.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En
cambio, la joven niña siguió escuchando esas voces que la atraían. Parecía
hallarse bajo el influjo de algún hechizo, pues seguía y seguía sin importar
los obstáculos que hubiera a sus pies. Con gracilidad inusual en una niña de su
edad, sorteaba ramas y árboles caídos, arbustos y pequeños arroyos sin apenas
perder tiempo. Al cabo de una hora llegó a un pequeño claro junto a un talud
con una hendidura lo bastante grande para que un adulto la atravesara sin
problemas. Ella no se lo pensó y se adentró en la oscuridad…<o:p></o:p></span></div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-19775517962813219992015-07-30T00:35:00.003+02:002015-07-30T00:49:44.509+02:00Palabras que Forman Historias Cuatro<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
"<i>Introspección, calimero, inmarcesible,
unicornio, punto G, schnitzel, hipoglúcido, promiscuo, melodía, japonesas y
salamandra."</i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<i><o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Lorenzo castigaba con sus rayos aquella pequeña localidad
ubicada en algún punto entre las montañas. Aquél pueblo era lugar habitual de
retiros de yoga en particular y de amantes de la naturaleza en general. Emplazado
en un entorno privilegiado y rodeado por bosques imposibles de imaginar para la
gente de ciudad, parecía un recuerdo imborrable de un pasado ya olvidado. Las
altas cumbres que se vislumbraban en derredor se hallaban cubiertas de nieve
hasta bien entrado el verano, lo que desde luego era una muestra más de su
pintoresco encanto. Gracias a esas nieves tardías los ríos de la zona se
mantenían caudalosos y todo estaba lleno de vida.</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Los jóvenes
habían decidido dedicar un fin de semana a alejarse del mundanal ruido de la
ciudad y a buscar la inspiración adentrándose en la naturaleza, así que aquél
destino les había cautivado de inmediato. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 53.25pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->Creo que ya estamos llegando –dijo Elena, sin
sonar del todo convincente-. Espero que no haya demasiada gente, al fin y al
cabo es un lugar bastante turístico…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 53.25pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->Tranquila, cuando llamé hace un par de semanas
me dijeron que tenían casi todas las habitaciones libres en el hostal. Mira –le
dijo Miguel señalando un apeadero que había junto a la carretera- podemos parar
ahí y asegurarnos con el gps del móvil de que estamos yendo en la dirección
adecuada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 53.25pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->¿Estás insinuando que no sé por dónde tengo que
ir? –la joven puso cara de pocos amigos pero enseguida suavizó su rostro-. No,
estoy casi convencida de que aquél pueblo pequeño que se ve al fondo del valle
es nuestro destino.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.25pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.25pt;">
Ambos guardaron silencio mientras una <b>melodía</b> pegadiza sonaba en el mp4 que
tenían conectado al coche. Apenas diez
minutos más tarde Elena había detenido el vehículo a la entrada del pueblo. No
estaban hoscos, pero aunque sabían que su amor era <b>inmarcesible</b> tenían sus momentos de fría <b>introspección</b>. Normalmente eran las pequeñas discusiones o las púas
que se soltaban de vez en cuando las que avinagraban su relación, aunque ya
habían aprendido a respetar sus espacios personales. No había sido un acuerdo
tácito, pero su mutua confianza les permitía no temer un distanciamiento.
Además, aquellos momentos tampoco duraban demasiado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.25pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.25pt;">
-¡Ah! –exclamó Miguel- Qué susto me ha dado esa lagartija.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.25pt;">
-Oh, Dios mío –dijo Elena poniendo los ojos en blanco-.
Menos mal que no soy la típica princesita de cuento de hadas con un <b>unicornio</b> por montura y unos duendes
por amigos… <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.25pt;">
-No, tú a veces pareces una de esas <b>japonesas</b> de las películas de miedo –contestó
Miguel sacándole la lengua mientras recibía un puñetazo de Elena en el hombro-.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.25pt;">
-Además –añadió Elena sin darle mucha importancia-
no era una lagartija, sino una <b>salamandra</b>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.25pt;">
-… whatever –dijo Miguel, que fue quién puso los
ojos en blanco en esta ocasión-. Venga, vamos al hostal que tengo unas ganas
locas de darme una ducha y sacarme el polvo del camino.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.25pt;">
Elena le sonrió con unos ojos que brillaban llenos
de picardía, pero no añadió nada más.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Una vez en el
hostal dejaron las cosas con avidez y se encaminaron a la ducha. Se llevaron un
pequeño chasco ya que el plato de la ducha era demasiado pequeño y la mampara
no les dejaba muchas opciones: era anatómicamente imposible que cupieran los
dos ahí dentro, así que no pudieron compartir un momento de fugaz intimidad. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Miguel, visiblemente abatido, se dirigió a la sala
principal y encendió la tele mientras Elena se duchaba. Le sorprendió ver que
en el canal autonómico estaban reponiendo <b>calimero</b>
y de repente le embargaron recuerdos de otro tiempo, cuando se acurrucaba en el
sofá de sus abuelos y seguía las aventuras de aquél desdichado polluelo. Cambió
de canal y esta vez se encontró frente a la eterna serie de la familia
amarilla. Inquieto, se levantó y empezó a deshacer la mochila para hacer tiempo
mientras la ducha quedaba libre. Craso error, puesto que terminó golpeando el
armario con el <b>punto G</b> del dolor
unisex: el dedo pequeño del pie. Se derrumbó sobre la cama conteniendo una
maldición y esperó.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Una vez la joven pareja se hubo acicalado, bajaron
al restaurante. Mientras se acercaban, oían retazos de una acalorada y
unilateral discusión:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
-… tratarme así. No, lo que eres es un hij- la
delicada posadera se interrumpió visiblemente avergonzada al ver que los
jóvenes entraban en el comedor- un <b>hipoglúcido</b>.
Y no quiero que vuelvas a llamarme. Nunca. ¿Te enteras? Estoy harta de tus
historias de taberna medieval –la menuda mujer calló, escuchando algo al otro
lado del teléfono-. Si quisiera estar con un <b>promiscuo</b>, me aseguraría de que por lo menos fuera guapo o sirviera
para algo más que rascarse los huevos. Vete a la mierda, joder. ¡QUE ME
OLVIDES! – estampó el teléfono, que se reveló con un crujido de protesta, en su
soporte-. Lo siento, no pensaba que fuerais a bajar todavía.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
- No te preocupes, es mejor dejarles las cosas
claras a tiempo –contestó Elena-.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
-Si quieres volvemos en un rato, podemos ir a dar
una vuelta por el pueblo para hacer hora –añadió Miguel, lanzando una mirada a
su compañera-.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
-No digáis tonterías, un gilipollas así no va a
hacer que desatienda mi trabajo, ¡faltaría más! Sentaos donde queráis y
enseguida os llevo la carta. Aunque casi todo el mundo termina pidiendo el
plato estrella de nuestra cocinera austriaca, Helga: Wiener <b>Schnitzel.</b><o:p></o:p></div>
</div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-20455807105056770252015-04-13T14:37:00.003+02:002015-04-13T14:37:47.765+02:00Mira<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Se encontraba alegremente sentada en el borde de una roca desgastada
ya de tanto ser usada de banqueta. Su mirada se alzaba al cielo y contemplaba
distraída la miríada de estrellas que parecían estar clavadas en aquél enorme
lienzo oscuro que componía el firmamento. Aquél reflejo pacífico y eterno, se
sorprendió pensando, no se parecía en absoluto al caos de su desbordada
imaginación. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Desde que era niña veía cómo su imaginación cobraba
vida en cualquier momento, hasta el punto de ver una historia completa desfilar
ante sus ojos mientras observaba la superficie de un lago mecida por el viento.
Allí, en vez de fantasear con animales marinos cómo cabría esperar, ella era
capaz de descubrir la historia de Talud el Elefante, el último paquidermo del
espectáculo del circo Presagio. Aquella
singular habilidad le había costado numerosos problemas en su corta vida, y a
menudo se lamentaba por ello. No era capaz de concentrarse en nada, y a raíz de
su “don” veía pasar las oportunidades silbando delante de sus narices sin que
pudiera hacer algo para evitarlo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Aquella era la finalidad de su excursión nocturna
al Lago del Olvido. Aquél era el motivo de que se encontrara allí sentada.
Quería cambiar su forma de ver el mundo, su forma de vivir. La calmada
contemplación del universo siempre la ayudaba a tomar distancia. Allí se sentía
una pieza más de un inmenso rompecabezas, cuya única finalidad era encajar en
su sitio. Pero claro, ese era parte del problema, porque no tenía ni idea de
cuál era su lugar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
La suave brisa que la envolvía cuando llegó a su
lugar de pensar se había convertido poco a poco en un fuerte viento que azotaba
sin piedad la superficie del lago y a ella misma. Soplaba entre los árboles y
los obligaba a bailar al son que tocaba, como forzaba a los animales a buscar
refugio allí dónde lo encontraran. El viento arrastraba hojas anaranjadas, ahora
recogidas del suelo y ahora arrancadas de las delgadas ramas de sus dueños. A
nuestra joven amiga le fastidió mucho tener que dejar lo que estaba haciendo,
pero no se había llevado ropa de abrigo y aquél maldito viento la empezaba a
hacer tiritar. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Tenía una larga caminata hasta casa, así que
buscaría algún lugar en el que el viento no pudiera entrar, porque la temperatura
todavía era agradable. Deambuló observando por aquí y por allá hasta que
encontró lo que buscaba: un tronco derribado con las raíces fuera. Parecía un bonsái
que alguien hubiera arrancado para trasplantarlo pero que se hubiera quedado
allí sin lugar al que ir. Ella se acercó más y comprobó que el viento chocaba
contra las raíces, así que en la parte de la base del tronco estaría a salvo
del viento. Aunque la luna brillaba más que nunca en el cielo, lo mejor era moverse
con cuidado porque había muchas piedras y raíces que podían hacerla tropezar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Una vez alcanzó su destino vio algo que hizo que su
sangre se helara en sus venas. Se quedó allí, pasmada, observando cómo un lobo
herido se lamía una pata. Encima del tronco, bastante por encima del lobo, un
gato observaba la situación con recelo. Mira no sabía qué hacer, pero sintió
una intensa oleada de compasión por el animal, así que decidió acercarse
despacio. Cuando el lobo la intuyó, alzó la vista y llevando la piel del morro
hacia atrás le enseñó los dientes a la vez que empezaba a gruñir. No quería que
lo molestaran. Mira entonces se dio cuenta de algo: aquél lobo no era demasiado
grande, por lo que debía ser un cachorrillo que se hubiera perdido. Levantó su
mano y la puso delante del cuerpo, hacia el temeroso animal. También empezó a
emitir un siseo suave, el mismo sonido que hace una madre cuando quiere tranquilizar
a su pequeño cuando llora. El lobo siguió gruñendo, pero cada vez con menos
determinación, hasta que finalmente dejó de hacerlo y volvió a lamerse la pata.
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Mira se acercó lo suficiente y se sentó a su lado. Entonces
acercó una mano hacia el animal y la dejó a mitad de camino, esperando que el
lobo la buscara. No pasó mucho tiempo hasta que la curiosidad del cachorro hizo
que empezara a olfatear la mano de la joven. Poco después ella empezó a
acariciar la cabeza del lobezno y vio que a él le encantaba. Entonces ella
desvió su vista hacia la pata del animal y vio qué era lo que le molestaba:
algo se había enredado alrededor de la corva de la pata y le impedía doblarla
con normalidad. <o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
La joven, muy despacio, empezó a acercar sus manos
hacia la pata, pero el animal se revolvió incómodo. Entonces Mira volvió a
acariciarle la cabeza con su mano izquierda mientras con la derecha terminaba
de acercarse a la zona delicada. Entonces, con suma delicadeza, Mira empezó a
desenvolver aquél trozo de plástico. Tiraba por aquí y por allí con cuidado, y
cuando cedía un poco lo movía hacia el extremo de la pata. Unos pocos minutos
después, el lobezno ya era libre. Estiró y dobló la pata para asegurarse y se
la lamió. Luego miró satisfecho a la joven, quién le acarició detrás de las
orejas. Podía apreciarse la felicidad en el rostro del animal, al igual que en
la tez de la joven muchacha, que se sentía satisfecha consigo misma. Estuvo
bastante rato allí sentada, protegida del viento con su nuevo amigo, pero no
pasó mucho hasta que el gato que los había estado observando desde arriba del
tronco se uniera a la fiesta. Aquella era una noche mágica, ¿Qué otras
sorpresas le deparaba?<o:p></o:p></div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-9520541623112569842015-03-11T14:46:00.001+01:002015-03-11T15:30:25.749+01:00La Princesa<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La Princesa que Miraba la Luna y
Nada Soñaba...</div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
...porque nada dormía.</div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En un lugar ni cerca ni lejos,
aquél dónde los caminos confluyen y gente de todos los lugares se reúne, vivía
una hermosa princesa envuelta en un mar de melancolía y una niebla de soledad.
No es que no tuviera gente con la que compartir su vida, y quizá ese era parte
del problema. Veréis, a veces es más difícil tener mucha gente alrededor que no
tener a nadie, porque cuando no tienes a nadie... bueno, nadie puede
decepcionarte. Sin embargo cuando hay mucha gente cerca, no todo el mundo se
preocupa por ti y te arropa. Habrá quien diga que eso es falso, y si eso fuera
verdad me alegraría por ellos, pero lo dudo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Nuestra preciosa princesa vivía
encerrada en su palacio de cristal y bruma de mar, encerrada en una jaula sin
barrotes y protegida por un dragón sin alas. Su más fiel compañero era un fénix
que casi no tenía plumas y que estaba esperando volver a las cenizas que lo habían
traído al mundo. La joven anhelaba respirar el aire de otros lugares y pisar la
fina arena de las playas al otro lado del mundo. Diablos, incluso se
contentaría con sentir el frío de los glaciares que moran donde acaba el
mundo... pero nada de esto era posible. No, aunque era una privilegiada princesa
y disponía del amor de sus súbditos, también estaba condenada a morar para
siempre en sus tierras, y eso la apenaba enormemente. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella se entretenía leyendo libros
que la alejaban de allí pero era más feliz cuando la Luna adornaba el
firmamento y su fría luz bañaba su rostro y sus dominios. Estaba acostumbrada a dialogar con ella, que era su confidente y su mejor amiga. Sabía escuchar como
nadie aunque no era muy dada a conversar, pero eso no importaba. La Luna
guardaba los secretos más importantes de la princesa, aquellos que nadie más
sabía, e incluso alguno que ni la propia princesa conocía. La alargada sombra
ambarina del atardecer daba paso a los oscuros rincones de la noche, y éstos a
su vez veían cómo el halo dorado se expandía para cubrir todo lo que la vista
podía observar. La princesa era testigo de esta mágica transformación todos los
días, así que cuando tenía que hacer sus deberes señoriales se encontraba sin
fuerzas y abatida. Veréis, nuestra princesa era como una ola del mar. Cuando
abre los ojos al despertar es dubitativa y frágil, pero va cogiendo fuerzas
conforme avanza el día hasta convertirse en toda una fuerza de la naturaleza
por la noche.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pero, como no puede dormir cuando el sol se
oculta, toda esa fuerza se derrumba cuando la sonrisa del astro rey se
encuentra con la suya. Entonces sus fuerzas reposan y el ciclo vuelve a
empezar, aunque ella está tan agotada que las pocas horas que duerme no le
aportan nada. Cuando era más joven, sus sueños proféticos la colmaron de
esperanzas para el futuro, pero ahora... ella veía cómo se evaporaba todo
aquello que una vez imaginó.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando hasta la reina hubo
perdido la esperanza, un errante peregrino llegó al palacio de bruma de mar. No
tenía mucho que ofrecer e iba cubierto con harapos, pero quiso mostrar su
respeto a aquél lugar precioso atrapado en el tiempo. Los súbditos lo miraban
con recelo e incluso los guardias se plantearon no dejarlo entrar en la corte,
pero la amorosa princesa vio cómo sus sueños volvían a aflorar. El peregrino
tendría tantas historias que contar... </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella lo recibió sin pensar en su
apariencia y viendo tan sólo el secreto que cargaba en el corazón. Vio su
bondad y la persona en la que se convertiría, y su corazón se
pobló de ternura y admiración. Él, por su parte se sintió intimidado ante la belleza
de aquella princesa pero lo que más le impresionó fue el amor que radiaba de su
alma. La princesa parecía un ser etéreo pues guardaba las distancias con las
personas, no dejándoles ver más allá de lo que ella quería enseñar, pero el
misterioso peregrino era capaz de ver a través de aquella capa de bondad y cariño.
No, él podía ver sus secretos y el amor que guardaba por miedo a perder. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Charlaron durante horas y se
sorprendieron de lo bien que se conocían. Siguieron conversando, haciendo
confidencias y riéndose de cosas sin importancia hasta que la princesa sintió
que estaba reteniendo al peregrino más tiempo del que debería después de una
larga jornada de camino. Se despidió de él, y le instó a usar las habitaciones
de invitados de que disponían las dependencias reales, pero él rehusó la
invitación. Le dijo que tenía que continuar su viaje aunque era de noche, pero
que volverían a encontrarse antes de lo que ella podía imaginar. Ella insistió
pero él no cedió en su idea de partir en pos de la siguiente parada de su
viaje. La princesa tampoco estaba dispuesta a rendirse, así que finalmente el
peregrino accedió a, por lo menos, tomar un baño y cambiar sus andrajosos
ropajes.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mientras el peregrino estaba en
los baños, la princesa fue a su balcón preferido a contar todo lo que había
pasado a su mejor amiga, pero cuando llegó allí, se encontró sola. Una miríada
de estrellas la observaban indecisas pero la Luna no adornaba el firmamento con
su tierna luz y su calmada sonrisa. La princesa, no obstante, se quedó
admirando la belleza de unas estrellas que solían pasar inadvertidas y cuyo
brillo parecía menor de lo que era cuando la Luna las escondía. Tras un buen
rato, decidió ir a despedirse del peregrino, que debía estar a punto de
reemprender su viaje.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El joven peregrino parecía otro
tras el generoso baño que la princesa le había proporcionado, y sus claros
ropajes parecían brillar bajo la atenta mirada de las estrellas que la princesa
acababa de observar. Ella se quedó allí plantada, frente a su invitado, sin
poder articular palabra. Por la tarde, mientras conversaban, le parecía que lo
conocía de toda la vida. Ahora, frente a su yo más hermoso, tenía la sensación
de que lo conocía de alguna parte, pero era incapaz de atar los cabos, que
rebotaban juguetones en su mente. Se quedó pasmada frente a un hombre que
acababa de conocer y al que hasta unos instantes antes sólo había visto como un libro de aventuras.
Aquello la avergonzaba, pero era incapaz de reaccionar.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
-Tranquila mi princesa, guardaré
vuestros secretos -dijo el joven peregrino con una voz dulce y juguetona
mientras la miraba a los ojos -.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Entonces con su mano derecha
sujetó con delicadeza la barbilla de la princesa y le robó un beso. Se dio la
vuelta y agitó su mano izquierda para despedirse de la estupefacta princesa.
Cuando ella se dio cuenta de lo que había pasado, salió en pos del joven, pero
fue incapaz de encontrarlo. Se dejó caer al suelo y vio que un grueso haz de
luz plateado engullía su sombra. Alzó la vista sabiendo lo que iba a encontrar:
la Luna.</div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-49578120672305665622015-03-05T18:58:00.000+01:002015-03-05T18:58:49.161+01:00Noche de Acampada<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Con la mirada perdida en la
lejanía, su perfil se recortaba contra el azul del cielo. Observaba las nubes
blancas que nacían y morían ante sus ojos, o quizá la abrupta orografía que
cubría el horizonte. Sea como fuere, llevaba allí el tiempo suficiente como
para que sus piernas estuvieran entumecidas y cansadas. Trató de levantarse y
sus huesos crujieron. Sus músculos protestaron por el repentino movimiento al
que eran sometidos y se sorprendió pensando que tenía que hacer más ejercicio
si no quería echarse a perder, diez años atrás su cuerpo no habría protestado
tanto. Hacerse mayor era un asco.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A pesar de que sus pensamientos
divagaban, todavía llevaba colgada esa media sonrisa de felicidad que le había
aportado su calmada contemplación del paisaje. Se encontraba en ese estadio de
paz casi trascendental que rara vez vivimos pero que tanto bien nos hace. Se
encaminó hacia el punto de acampada dónde seguramente ya la estarían esperando
los demás. Se había levantado antes que nadie y por no molestar al resto, se
había puesto a caminar por el bosquecillo de pinos. Antes de que pudiera darse
cuenta había cruzado el bosquecillo y había llegado a un pequeño acantilado en
el que se había sentado por no volver pronto al campamento. Para ella era tan
extraña esa sensación de no hacer nada que no sabía muy bien cómo pasar el
tiempo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando por fin llegó al claro en
el que se encontraban sus compañeros, observó que estaban teniendo una
acalorada discusión sobre quién sabe qué. Eva y Marcos estaban rojos de tanto
gritarse el uno al otro, pero teniendo en cuenta que el resto estaba riéndose a
carcajadas, no podía ser algo demasiado importante. Claro que ella era la única
que sabía que habían tenido un "algo" unas semanas atrás, cuando
volvían a casa después del cumpleaños de Lucía. Si fueran honestos y se dijeran
lo que pensaban... bah, ya eran mayorcitos cómo para saber qué era lo que más
les convenía hacer al respecto. Ella llegó, bordeó las tiendas de campaña y se
sentó en un tocón que se había convertido en su espacio personal. Ni se habían
dado cuenta de que había llegado.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En mitad de la noche, el cierzo
comenzó a soplar con fuerza, aullando y empujando las tiendas desde todos los
lados. Violentas ráfagas de viento se abrían paso por las diminutas aperturas
que había en las lonas. Así era imposible dormir. Se vistió con lo primero que
pilló (unos pantalones vaqueros recortados de aquellas maneras y una camiseta
blanca que le quedaba holgadísima) y salió de su tienda. Volvió unos segundos
después a por una chaqueta porque rascaba un poco y de nuevo salió fuera. Veía
las siluetas de sus compañeros en las tiendas, todas estaban iluminadas porque
sus habitantes se habían despertado como ella, menos la de Jorge. Dios, se
preguntó qué haría falta que pasara para despertar a Jorge. Mientras observaba
el percal apoyada en el tronco de un pino que había en el linde del campamento,
Félix se acercó a ella. No lo vio llegar porque estaba distraída y él era muy
sigiloso, así que se sobresaltó cuando le dijo:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Qué, ¿te aburrías dentro de la
tienda? -Félix compuso su media sonrisa habitual-.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Pues un poco sí, hay demasiado
ruido como para ponerse a leer o algo. Y dormir es imposible, claro -Elena
sonrió-. ¿Y tú qué?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Aquí fuera no hay mucho que
hacer tampoco, y este maldito cierzo se mete por los cuatro costados. Iba a ir
a dar un paseo cuando he visto que salías de tu tienda. Parece que eres la
única valiente aquí, ¿te animas? -Él inclinó un poco la cabeza a un lado
mientras encogía los hombros levemente, como señalando una dirección y preguntando
con el cuerpo a la vez-.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- ¿De noche? ¿A dónde piensas ir?
Acabaremos partiéndonos una pierna, o algo... a no ser que lo que quieras es
alejarme de la gente y meterme mano, ¿eh? -Elena puso la intención suficiente
como para que la pregunta fuera medio en serio-.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Ja. Si quieres descubrirlo,
tendrás que seguirme. Además, yo veo bastante bien en la oscuridad, y hay una
luna preciosa que arroja un montón de luz esta noche, no creo que haya mucho
riesgo de romperse nada, incluso para alguien tan tiernamente torpe como tú
-Félix le guiñó un ojo y Elena le pegó un puñetazo en el hombro-.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No haría más de diez minutos que
se habían alejado del campamento y Elena descubrió que Félix llevaba razón: con
aquella luna se veía perfectamente la senda que tenían que recorrer y no había
mucho peligro. De hecho, los rayos de luz de luna se colaban entre los árboles
e incluso en las zonas más frondosas se veía con suficiente claridad. Iban
charlando de cosas sin mucha importancia. Siempre habían sido buenos amigos,
pero ella disfrutaba de ratos como aquellos en los que crecía su intimidad. En
un arrebato de caballerosidad literaria, Félix se adentró entre los árboles y
tras unos minutos de suspense, volvió con un regalo para Elena. Bromeó diciendo
que sintió un impulso y que sabía que en aquél lugar había algo que estaba
destinado a ser recogido por él y entregado a ella, pero cuando Elena vio el
pequeño objeto que había entre sus manos, se quedó de piedra. Ella ya lo había
visto antes. Había soñado con aquello varias veces en las últimas semanas. </div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El sueño era siempre igual. Ella
entraba en una habitación oscura y un precioso dragón le entregaba aquél
objeto. El color del animal variaba de sueño a sueño, pero sus ojos eran
iguales. Unos ojos azules con una pupila alargada que los cruzaba de arriba a
abajo. Cuando salió de su asombro y miró a Félix no pudo ver muy bien su rostro
porque estaba en penumbra, pero sus brillantes ojos azules tenían una forma
extraña...¿No era aquello demasiada casualidad? ¿Qué importancia tenía aquél
regalo que acababa de hacerle el joven?</div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-86649415274664417552015-02-09T15:24:00.000+01:002015-02-09T15:24:22.145+01:00Aniversario<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
En cuanto él
introdujo las llaves en la cerradura mi libido no pudo soportar más y se
apoderó de mí. Me abalancé sobre él y entramos en su apartamento en un
revoltijo de ropa y pelo suelto. Mi cabello se había desprendido de la coleta
que tanto tiempo había perdido haciendo y ahora se enredaba en torno a él, pero
ahí estaba bien: no quería que estuviera en ninguna otra parte porque así le
sería más difícil separarse de mí. Mientras mi boca asaltaba la suya y mi
lengua buscaba su lengua, noté que estaba intentando decirme algo. Quizá sólo
estuviera sorprendido, ya que no era mi estilo avasallarle así. Tampoco pareció
molestarle en absoluto mi repentino cambio de conducta. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Oh Dios, cuanto más tiempo le besaba más me costaba
concentrarme en alguna otra cosa. Estábamos llegando al diminuto salón cuando
se tropezó con uno de los armarios y tras trastabillarse estuvo a punto de caer
de espaldas sobre el sofá. Nos reímos mientras nuestras lenguas hablaban en su
propio idioma, pero yo tuve una idea gracias al incidente: empujarlo al sofá.
Ya iba siendo hora de que empezáramos a eliminar esa barrera de tela que nos
separaba. Una pícara sonrisa adornaba mi rostro mientras observaba cómo en su
cara se mezclaban la incredulidad y el miedo. Fue una expresión tan maravillosa
que tuve que apartar la vista antes de que toda mi lujuria se pudiera ver
reflejada en mi rostro. Y fue entonces cuando vi las flores. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Narcisos y tulipanes adornaban el suelo, al parecer
desde la puerta principal hasta su dormitorio. También había velas en puntos
estratégicos del piso. Debí haberlo imaginado, al fin y al cabo era nuestro
aniversario. Y él siempre había sido tan fastidiosamente atento. Llevaba desde
el ascensor con ganas de arrancarle la ropa, pero ahora ya no es que quisiera
hacerlo, es que lo necesitaba. Podía escuchar su respiración entrecortada, y
cuando me recosté sobre él podía notar cómo el calor que emanaba de su cuerpo
se adhería al mío. Su pecho subía y bajaba cada vez más rápido y sus ojos no me
perdían de vista. A pesar de ello, no fue capaz de, o no quiso, ver cómo mis
manos agarraban su camisa de seda con demasiada fuerza hasta que fue demasiado
tarde: con un solo gesto desgarré la tela y mientras los botones salían
disparados en todas las direcciones pude ver su torso desnudo. No llegué a ver
su cara de asombro porque inmediatamente después me abalancé sobre él y empecé
a besarlo y a mordisquearlo todo. Sí pude escuchar cómo un tímido gemido se escapaba
de su cuerpo en tensión. Sonreí y compuse lo que sin duda fue una malévola
sonrisa al pensar en todo lo que le iba a hacer aquella noche. Él me quería
tratar como a una princesa, como si fuera la criatura más inocente y dulce del
mundo, pero yo iba a demostrarle mi lado más oscuro, hasta que me suplicara que
me detuviera, si es que era capaz de articular palabra cuando terminara con él.
No, hoy iba a ser du diablesa. Un súcubo cuya única finalidad era hacerle gozar
y gritar de placer.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Mientras mis labios recorrían el contorno de su pecho
y descendían lentamente por su abdomen, mis manos habían encontrado el cinturón
que sujetaba sus pantalones y se habían deshecho de él con solvente maestría. Empecé
a bajarle los pantalones, y, aunque hubo cierta resistencia, no me costó
demasiado esfuerzo hacerlos a un lado. Entretanto, mis labios se toparon con el
borde de sus boxers. Aquella prenda oscura era todo lo que se interponía entre
su hombría y yo, y no pensaba dejar que se interpusiera entre nosotros
demasiado tiempo. Como tenía las manos ocupadas, me encargué de ellos
pellizcándolos delicadamente con los dientes. Volvió a gemir, esta vez con
menos vergüenza, y yo volví a sonreír, con picardía. Cuando los hube bajado lo
suficiente, por fin pude observar mi ansiado premio. Bien, parece que se
alegraba de verme tanto como yo me alegraba de verla a ella. Dejé que resbalara
un poco por mi rostro y atrapé la punta entre los labios. Mi lengua se
entretuvo recorriendo su contorno mientras él se estremecía de placer. Sus
gemidos eran música para mis oídos. Noté cómo se tensaba y cuando se rindió al
placer sus manos se enredaron con mi pelo. Él quería tocarme. Necesitaba
tocarme, y en la posición que estábamos apenas sí podía sumergir sus manos en
mi cabello. Pobrecito, lo estaba pasando fatal. Pero yo podía hacer algo para
que su agonía fuera más llevadera, y me concentré en aquello con lo que estaba
jugueteando mi lengua. Dejé que llenara mi boca y entonces él empujó con la
máxima delicadeza que pudo su cadera hacia mí. Moví mi cabeza levemente hacia
atrás y entonces la dejé caer de nuevo, volviendo a empezar aquél bucle de
placer. Su sabor llenaba mi mente, su calor hacía temblar mi cuerpo y cómo se
movía para acompasarse conmigo hacía que mi corazón se desbocara. Cuanto más le
oía gemir, con más intensidad movía mi boca, buscando su esencia. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Finalmente, cuando creía que se dejaba llevar y que
iba a terminar en mi boca, se dobló hacia mí y, antes de darme cuenta, estaba
apoyada sobre él, con el vestido recogido sobre mi cintura. Estaba del revés,
tendida sobre su cuerpo, y ahora sus manos podían tocarme prácticamente por
completo. De hecho, enseguida note cómo se aferraban a mi culo con ansia, como
si aquél gesto fuera tan necesario como respirar. Mis rodillas estaban a ambos
lados de su rostro, y notaba su cálido aliento entre mis piernas. Tan es así que
por un momento olvidé que mi boca seguía llena y gemí. Entonces, como si
hubiera estado esperando mi señal y haciendo a un lado mi tanga, su lengua se
adentró en lo más profundo de mí, recorriendo mis labios y buscando perderme
para siempre en las tierras del placer. Qué hijo de puta, y yo que pensaba que
le había ganado por fin. De cuando en cuando, cuando su lengua presionaba en el
lugar adecuado, mis piernas temblaban. Era una situación extraña y, aunque a él
le decía que la odiaba, en realidad me volvía loca. Pero no podía rendirme, no
todavía. Hoy estaba siendo mi día y no podía dejar que me ganara en algo que
había empezado yo, así que volví a la carga. Mordisqueé su miembro juguetona y
retomé el movimiento ascendente y descendente. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Temblábamos por turnos, gemíamos al unísono y
gozábamos sin descanso. Él había estado conteniéndose pero notaba que estaba a
punto de rendirse, porque sus caderas cada vez se movían con más energía y
menos delicadeza, así que empecé a moverme más bruscamente. Quería que su
esencia llenara mi boca y pensaba hacer lo que fuera necesario para
conseguirlo. Con lo que no contaba era con que él empezara a poner más ganas en
comerme bien. Con sus manos aferrándose a mis nalgas como si quisiera
desgarrarme la piel y su lengua llenándome de amor, mis piernas empezaron a
temblar y todo lo que pude hacer fue incorporarme, sentándome en su rostro y
dejando que escapara de mi boca. Antes de darme cuenta había vuelto a
inclinarme hacia delante, apoyando mis manos en el sofá mientras su cabeza
seguía atrapada entre mis piernas. El muy canalla se negaba a rendirse y el
placer dominaba mi cuerpo, así que empecé a balancearme adelante y atrás,
notando como su lengua trataba de atraparme cuando dejaba que se hundiera en
mí. Seguí cabalgando su rostro mientras gemía y gritaba de placer, e incluso
cuando pensé que iba a rendirme, él consiguió que volviera al juego. Al final,
mis brazos no pudieron resistir mi propio peso y mis piernas perdieron las
fuerzas mientras una parte de mí sexo se perdía en su boca. Derrumbada como
estaba sobre él, apoyada en su virilidad, escuché cómo tragaba aquello que le
había dado. Mi cuerpo volvió a encenderse en un instante y aferré su hombría
con mi boca una vez más. Estaba agotada pero yo también quería que una parte de
él recorriera mi garganta y mi húmedo cuerpo se estremeció al imaginarlo.
También él estaba sin fuerzas y ya era incapaz de resistirse a mis intentos,
así que en cuanto mi lengua jugueteó un poco con ella, sus caderas empezaron a
moverse, dispuestas a dejarlo ir dentro de mí. Algo salado llenó mi boca en el
preciso momento en el que él dejaba escapar una exclamación y sonreí. Pero
aquello no había acabado, ni mucho menos.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Húmeda, caliente y sin fuerzas, decidí descansar
sobre él, aunque antes me di la vuelta. Jugueteé con su cuello y con el lóbulo
de su oreja mientras él me acariciaba. Aunque sabía que estaba agotado, sus
manos se enredaban en mi pelo y recorrían las curvas de mi pecho, pellizcando
suave pero firmemente mis pezones cuando yo le mordisqueaba. Los dos íbamos
reponiendo fuerzas y aumentando el ritmo de nuestras caricias, la fuerza de
nuestros juegos.</div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Cuando sus manos se separaron de mi pecho quise
protestar, pero mi boca todavía estaba formando una expresión indignada cuando
noté que se incorporaba y me alzaba con suma delicadeza. Entre sus fuertes y
cálidos brazos era feliz. Pero mi corazón todavía se aceleró cuando atravesamos
el umbral de su dormitorio y me dejó con suavidad en la cama. Procedió a
sacarme el vestido por los hombros. Entonces volvió a enterrar su cabeza entre
mis piernas y me besó. Volvió a besarme y no me quedó otro remedio que
arquearme hacia atrás. Sus manos aprovecharon mi descuido para deslizarse hasta
mi cintura y quitarme el tanga antes de que fuera capaz de protestar. Todavía
lo tenía por los tobillos cuando estiré mis manos, atrapé su rostro y lo llevé
al hueco que en su osadía acababa de dejar al descubierto. Si se sorprendió no
dio muestras de ello y aceptó el desafío con resuelta devoción. Volvió a
besarme, y justo después sacudió su cabeza de lado a lado, varias veces,
mientras sacaba la punta de su lengua y la presionaba contra mi cuerpo. Volví a
gemir. Escuché que empezaba a decirme algo, pero ahora no quería escucharle,
así que volví a presionar su cabeza contra mi vientre, y la mantuve ahí. Empezó
a lamerme más fuerte, dejando de lado su habitual delicadeza, y pensé que quizá
le hubiera molestado lo que acababa de hacer, así que volví a tomar su rostro
entre mis manos y lo guié hasta mi rostro. Entonces lo besé con cierta timidez,
para pedirle perdón. Me devolvió el beso con el mismo cuidado, y comprendí que
no le había sentado mal. Aproveché su momento de delicadeza, lo empujé a un
lado y me senté a horcajadas sobre él. No estaba muy cómoda porque algo presionaba
contra uno de mis muslos. Sonreí con picardía y ya sin pudor llevé mi mano
derecha para ajustarlo. Una vez en su lugar me mecí hacia delante y hacia atrás
y noté como los dos temblábamos. Si no tenía cuidado pasaríamos directamente al
final, así que no podía moverme demasiado, sino lo suficiente para que nos
frotáramos y nos deseáramos más. Me incliné hacia él y le mordisqueé el cuello.
Recorrí su contorno con la lengua hasta la oreja, y entonces le mordisqueé
también el lóbulo. Mientras se frotaba contra mí, notaba como se aceleraba su
respiración. También sus manos presionaban con más energía contra mi cuerpo.
Los dos nos estábamos dejando llevar por la lujuria, pero era tan divertido
ponerlo a prueba…<a href="https://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a></div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-39763410208971016672015-02-08T14:16:00.000+01:002015-02-08T15:29:29.900+01:00Palabras que Forman Historias Cuatro: Ratón, Mastodonte, Cubata, Lucha, Clítoris, Bolas Chinas, Oleoso, Temperamento, Máscara y Coprolalia.<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Era algo más tarde de medianoche
y el insomnio se había apoderado de nuevo de Tomás. Agotado como estaba no
podía concentrarse en hacer algo productivo, así que empezó a mirar si ponían
algo interesante en la televisión. Apenas sí era consciente del tiempo que se
le escapaba lentamente entre suspiro y suspiro, entre bostezo y bostezo.
Cansado hasta de cambiar de canal, finalmente se rindió y dejó puesto un
documental en el que unos criptozoólogos debatían la posibilidad de que los
restos fósiles de un <b>mastodonte</b>
encontrado cerca del mundialmente conocido Lago Ness, en Escocia, pudieran
estar relacionados con Nessie, una de las criaturas fantásticas con más fans a
lo largo y ancho del mundo. Aburrido de intentar seguir los giros argumentales
de uno de los participantes que parecía obsesionado hasta la paranoia con el
tema de la “mascota de Escocia”, como llamaba a Nessie, Tomás se quedó dormido.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Los
rayos de sol se filtraban por las rendijas de la persiana del salón y
aterrizaban en la mejilla de Tomás, que al cabo de un rato no tuvo otro remedio
que incorporarse para evitar la molesta luz. Le dolía todo porque, además de
haber dormido en el sofá que le quedaba pequeño, parecía haberse quedado
traspuesto en una posición que retaba a su propia anatomía. Después de una
ardua <b>lucha</b> con sus ganas de dormir,
se desperezó como pudo y comenzó a vestirse. A pesar de la desastrosa noche que
había pasado, le esperaba una mañana ajetreada y no podía perder ni un minuto
más. Con el café bajando todavía por su esófago, el abrigo a medio poner y las
llaves y el móvil en la mano, salió a la carrera a la calle. Su cabeza repasaba
el discurso que tenía preparado dar a los posibles inversores mientras sus
oídos escucharon un extraño sonido y sus ojos se desviaron sin que Tomás fuera
consciente de haberse parado a identificar la fuente de aquél sonido. Cuando
casi estaba a punto de darse por vencido, volvió a escuchar el misterioso sonido
y al bajar la vista hacia la cochera que había a su izquierda, divisó un
pequeño <b>ratón</b> que saltaba sin parar
mientras intentaba meterse por una diminuta rendija que había bajo la puerta.
Tomás lo observó distraído y para cuando decidió tomar una foto del pequeño
animal, éste estaba desapareciendo bajo la puerta y tan sólo su largo rabo
asomaba por la minúscula abertura. Tomás reanudó la marcha, aunque no tuvo
tanta suerte con el tren de sus pensamientos, que se había adentrado en la
vasta inmensidad de las memorias perdidas. Dándose por vencido, optó por sacar
el teléfono y llamar a su hermano para asegurarse de que estaría allí para el
almuerzo semanal.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin-left: 53.25pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->¡Hostias Tomás! –Exclamó un hombre joven de tez
cenicienta y cabello <b>oleoso</b>- ¿Sabes?
Cuando he visto que me llamabas he pensado: “Fijo que este cabrón de mierda me
vuelve a dar plantón”, pero… joder, vaya ojeras que llevas, ¿no?</div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 53.25pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->Sí, yo también me alegro de verte, hermanito.
Veo que sigues sin mejorar tu <b>coprolalia</b>
–Contestó Tomás con una sonrisa ladeada, casi condescendiente-.</div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 53.25pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->Venga coño, dame un respiro. Ya sabes que hay
cosas que no se pueden dejar de hacer sin más, joder. Pero vamos a dejar de
hablar de mí, y vamos a hablar de ti –dijo Jorge y su rostro se tornó en una
sonrisa lobuna-. Al final… ¿te llevaste a la chica a casa?</div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 53.25pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->¿Eh? Ah, no. Ya sabes que somos amigos. Le invité
a un <b>cubata</b> y poco más. Luego
estuvimos un rato hablando de tontadas y tal. Terminamos hablando de viajes,
creo. Sí, le dije que quería ir a Japón, que quería ver si su cultura era tan
diferente de la nuestra como dicen todos. Ella me dijo que le encantaba Japón,
y que tenía un montón de cosas que se había traído de un viaje que hizo hace un
par de años, y que podía pasarme algún día a verlo…</div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 53.25pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->Joder Tomasín, ¿¿Y no te ofreciste a acompañarla
a casa?? A veces me haces preguntarme si de verdad somos hermanos… La pobre
muchacha no te lo podía haber puesto más a huevo.</div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 53.25pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->Creo que te equivocas, ¿eh? –dijo Tomás
ocultando su rubor tras una <b>máscara</b>
de confianza que trataba de resistir el envite de su hermano-. ¡Oye! Tú
quedaste ayer otra vez con Marta, ¿no? Ibais a ir al cine o no sé qué…</div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 53.25pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->Calla, calla, no me hables del tema. Estábamos
en la fila para sacar las entradas, y unos chavales intentaron colarse y…
bueno, ya conoces el <b>temperamento</b>
que gasta ésta, qué te voy a contar.</div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 53.25pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->¿No lo dirás por el día que se puso a gritarte
en medio del restaurante que si fueras un poco más burro pensarías que “<b>clítoris</b>” es el nombre científico de
algún animal, verdad? Porque a mí me pareció una adorable muestra de amor, ya
lo sabes –terminó Tomás aguantando la risa de la mejor manera que pudo-.</div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 53.25pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->Mira que llegas a ser hijo de puta. Mierda, no
se lo digas a mamá –añadió Jorge riéndose- ¡Joder! Pues ahora que sacas el tema
me has recordado que quería ir a comprarle unas <b>Bolas Chinas</b> al sex shop ese nuevo que han abierto en la Calle del Conde,
a ver si así se relaja un poco o algo… qué, ¿te animas? –preguntó a su hermano
mientras subía y bajaba las cejas- Quién sabe, igual te encuentras allí a Luna…</div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 53.25pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->Lo veo poco probable, Luna tiene que trabajar
hasta las dos de la tarde y tal.</div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin-left: 53.25pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;">
</span><!--[endif]-->Mierda, pero mira que tengo un hermano soso,
¿Qué he hecho yo para merecer esto?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.25pt;">
Mientras los
dos hermanos se ponían al día e intercambiaban puyas, distraídos como estaban,
no se dieron cuenta que en una de las mesas cercanas alguien los vigilaba sin
perder detalle. Quizá no habría sido extraño porque la misteriosa figura que
los acechaba llevaba una pinta un tanto estrafalaria, con un sombrero y una
chaqueta victoriana que cubrían la mayor parte de su cuerpo. Su rostro,
envuelto en las sombras, apenas dejaba entrever una siniestra sonrisa de cuando
en cuando. ¿Quién era esa misteriosa figura? ¿Qué hacía allí, y cuál era su
relación con los hermanos?</div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-53082647908057566292014-11-06T15:36:00.001+01:002014-11-06T15:36:43.573+01:00Stray Cat<div style="text-align: justify;">
Me levanté aturdido y quizá por eso no noté que había algo diferente. Algo en mí no era mío, o algo de mí no andaba bien, pero lo achaqué a la mala noche que había pasado y al extraño sueño que todavía retumbaba en mi cabeza, como un eco distante cuya fuente no puedes discernir. Me desperecé tranquilamente y me estiré como nunca imaginé que pudiera hacer. Me sentí más joven, lleno de energía y de cosas por hacer.</div>
<div style="text-align: justify;">
Fue entonces cuando me di cuenta de que algo no marchaba como debiera. Al echar a andar me di cuenta de que no tenía dos piernas, sino cuatro patas. Obviamente no tenía manos, así que no pude repetir aquél gesto de exasperación que tanto repetía cuando tenía que pensar detenidamente. Mierda, si ni siquiera sabía sentarme. Lo primero que pensé es que estaba perdido en un sueño. Un sueño extrañamente vívido, pero no podía ser otra cosa...¿no? Así que traté de despertar, sin éxito, claro. Un pequeño sentimiento de pánico empezó a crecer dentro de mí, pero por el motivo que fuera, no consiguió asirse a los bordes de mi conciencia y desapareció tan rápido como apareció. </div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando me hube tranquilizado algo más, me percaté de que, además del otro problema sin importancia que acababa de descubrir, tampoco estaba donde debía estar. De hecho no sabía dónde narices estaba. ¿Dónde demonios estaba? Bueno, tampoco era algo por lo que preocuparse. Al fin y al cabo estaba, y eso era lo más importante. El resto de cosas tenían solución, aunque fuera difícil y elaborada. Pero tampoco necesitaba una solución ahora. Había cosas más importantes que hacer. Como encontrar un poco de sol. Estaba helado, tenía frío, y eso sí que había que solucionarlo ya. Caminé... ¿anduve? bueno, troté como pude con mis cuatro cortas patas de un lado para otro. Parecía estar en un callejón oscuro de paredes altas, con un montón de contenedores de basura a medio llenar y un olor a podredumbre en el ambiente que hacía que mi nariz se encogiera con desagrado. Salí de allí con elegancia, dejando atrás las sombras para adentrarme en un mundo bañado por la luz.</div>
<div style="text-align: justify;">
La luz brillante del sol me dañaba la vista, así que busqué un lugar iluminado pero cerca de un lugar ensombrecido. Estar en el borde suele ser más cómodo que estar de uno de los lados, sobre todo si no sabes cuál es tu lado de las cosas. Me tumbé de espaldas al sol, y dejé que me regara con su luz mientras cerraba los ojos y escuchaba los sonidos que había a mi alrededor. Oí el piar de los gorriones y me gruñeron las tripas. ¿Cuándo había comido por última vez? había sido ayer, ¿no? aunque no era capaz de recordar cual era la última comida que había tomado. El calor en mi espalda era tan relajante, tan placentero...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Un ruido sordo hizo que saltara de mi divertida ensoñación, justo cuando estaba apunto de atrapar a aquél maldito ratón. Dish. Notaba que el frío se agarraba a mi piel con su gélida mano, y me pregunté cuánto tiempo haría que estaba tumbado a la sombra. De hecho era de noche, así que habría estado allí un buen rato. ¿Por qué estaba pensando esto? Ah, sí, el ruido. Había escuchado algo extraño que me había llevado de vuelta al mundo de los seres conscientes. Ni si quiera recordaba cómo había sido ese ruido, ni si había sido un ruido exactamente. Así que no había modo de saber qué podía haber pasado, genial. Bueno, pues dejaría de prestar atención a aquél asunto sin importancia y me dedicaría a buscar una solución para lo que me preocupaba en ese momento: estaba hambriento. Ahora no escuchaba el piar de los gorriones, así que no estaba seguro de dónde estarían. Quizá en un árbol. Sí, era un buen sitio para empezar, buscaría un árbol y treparía a él, y con suerte encontraría un...</div>
<div style="text-align: justify;">
Acababa de dejar lo que estaba haciendo para perseguir una pelota, genial. Y para colmo, cuando puse mi diminuta garra encima de la pelota, las uñas se me habían torcido y me había dado asco. Y aquella pelota asquerosa olía fatal. Lo mejor sería volver al árbol. </div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando me acercaba al árbol, un movimiento sospechoso casi fuera de mi campo de visión me llamó la atención. Algo había brillado allí, algo rojizo, me había parecido. Cuando traté de enfocar mi vista un poco más, no vi nada. Al final de la calle, doblando la esquina, creí vislumbrar algo. Me había parecido un rabo. Si había un rabo, habría un gato. Quizá fuera un gato simpático que me contara algo más de aquél lugar en el que estaba...</div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-7802051218805399602014-10-23T13:51:00.004+02:002014-10-23T13:51:55.589+02:00Ero y Tika<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Avanzó cabizbajo, meditando en
sus problemas habituales: estaba a mitad de mes y apenas le quedaba dinero para
comprar comida, las facturas seguían ahogándole y su monótona vida no arrojaba
luz en ningún punto. Resumiendo, estaba triste. Sólo una distracción amenizaba
sus grises días y sus oscuras noches: su ardiente compañera.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Todos los días llegaba a casa
agotado del trabajo, pero cada día le esperaba un nuevo desafío al atravesar el
umbral. Hoy, ella le había dejado su minúsculo tanga colgado del picaporte. No
había mensaje, no había nada que indicara cuál era su intención, pero semejante
hallazgo sirvió para infundirle nuevas fuerzas a su cansado cuerpo. Intuyendo
un apasionado juego, se dejó vagar por su casa, buscando con denuedo a la dueña
de aquél pequeño trozo de tela.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La verdad es que no le llevó
mucho tiempo, porque vivían en un diminuto piso en el casco histórico, así que
no había demasiados escondites, y aunque su compañera era una maestra en el
arte del disimulo y las sombras, no le llevó más de cinco minutos encontrarla
escondida en uno de los armarios. Había dejado pistas falsas, como espacios en
las cortinas que parecían ocultar a una persona, e incluso había movido los
sofás para que pareciera que estaba detrás, pero su cándido amor no era tan
ingenuo como ella creía y no se dejó engañar por semejantes triquiñuelas. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ahora bien, aunque él era un
joven listo y esperaba encontrarse una escena sugerente, nada le preparó para
lo que le esperaba en aquél lado de la madriguera: Su "Alicia"
llevaba unas medias blancas, casi transparentes, encajadas en un precioso
liguero a juego y un corsé. A parte de eso, tan sólo una sonrisa juguetona
cubría su desnudez. Pícara, le hizo un gesto indefinido a su compañero que se
había quedado sumido en un éxtasis que le impedía reaccionar. En su interior,
el amor incondicional por aquella preciosa mujer pugnaba con el deseo más
primordial que albergaba su ser. Una dura batalla que erigió sólo un vencedor
que sería el que tendría que ascender al monte de la victoria, atravesando el
bosque del deseo perdido. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Él la levantó y ella se dejó
hacer, ella le besó y él se dejo llevar. Antes de darse cuenta, un torbellino
de sensaciones los recorría, mientras las manos de él y los labios de ella
recorrían el cuerpo de su amante, con un ansia primigenia que no podrían
detener hasta satisfacer por completo. Sus manos recorrieron con delicadeza su
cuerpo lleno de curvas, enredándose en su pelo mientras la besaba, para
terminar acariciando su delicado cuello y descendiendo por la preciosa curva de
su espalda. Al llegar al trasero de su hermosa compañera, sus manos dejaron atrás
sin disimulo su delicadeza para dejar paso a una necesidad. Mientras sus manos
la atraían para sí, apretando con fiereza, sus bocas se enredaban todavía más,
como si cada uno necesitara respirar la esencia del otro. Sus caderas bailaban
un ritmo distinto al de sus corazones, que corrían desbocados. Mientras sus
corazones pugnaban por salir atropellados de sus pechos, los besos de ella
recorrieron el cuello de su tierno acompañante. Como una danza ensayada, ella
le besaba mientras él la recorría. Ella necesitaba demostrarle que lo
necesitaba, y lo hacía besándole el cuello, el lóbulo de la oreja, e incluso
mordisqueándole, juguetona, mientras dejaba escapar algún gemido. Sabía que eso
sólo era leña que añadir al fuego, pero a ella le gustaba el fuego intenso y no
le preocupaba quemarse...</div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-81288187052491827982014-09-09T23:02:00.003+02:002020-08-05T22:03:39.040+02:00Mil Puertas<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Había mil puertas esperando ser
abiertas, o al menos miradas con anhelo. Querían ser usadas, no estar allí
plantadas como el árbol que una vez fueron a la espera de que alguien les diera
utilidad. Cada una de ellas tenía sus propios sueños y esperanzas. Algunas eran
sinceras, mientras que otras eran traicioneras y algunas tan sólo eran
juguetonas. Ninguna característica las diferenciaba, y cualquiera que llegara
allí no sabría a qué atenerse. Un verdadero salto de fe a un destino incierto.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sheerly había salido temprano de
casa, mientras su compañera de piso se daba una ducha. Ella odiaba bañarse,
hasta el punto que la mera idea de hacerlo le provocaba un tenso temblor en
todo el cuerpo. Pero su compañera lo adoraba. De hecho, pasaba tanto tiempo en
el agua que era extraño que no le hubieran nacido agallas de repente. Estas y
otras cosas pasaban por su mente mientras Sheerly paseaba ágilmente por el
vecindario, sin llamar la atención de nadie, casi como si fuera un fantasma.
Casi cuando había salido del pueblo y una inmensa emoción empezaba a brotar de
su corazón, un perro la descubrió y empezó a ladrar. La ubicó al instante y
empezó a perseguirla, ávido de algo más útil que hacer que estar tumbado al sol
o perseguir palomas. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sheerly, que tenía pánico a los
cánidos, corrió por su vida, como tantas otras veces. Ésta, sin embargo, tuvo
bastante suerte porque no estaba demasiado lejos del linde del bosque, al cual
pudo llegar sin cansarse demasiado. Una vez allí, decidió que lo más sensato
sería trepar a un árbol y esperar que el cuidador del perro hiciera su trabajo.
Con gracilidad y sin esfuerzo, subió por el tronco del árbol y se agarró a una
gruesa rama que estaba a unos seis metros del suelo. Como no tenía prisa, se
sentó. No pensaba estar allí parada demasiado tiempo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Una voz deshizo el silencio que
se había entretejido alrededor del árbol:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
-Kuco, ¿dónde demonios te has
metido? -En la voz del panadero se podía notar un tono de mando, se notaba que
era el alfa- Ven aquí chico, ¡vamos!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El perro, que en ese momento
estaba olfateando su propia orina, alzó la cabeza y sus orejas se pusieron de
punta en un instante, tratando de predecir la ubicación de su cuidador. En
cuanto supo dónde estaba arrancó a correr y se alejó del árbol, como si hubiera
olvidado qué lo había arrastrado hasta allí.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Un par de minutos después,
Sheerly se desperezó con elegancia y bajó del árbol sin mucho cuidado. Entonces
reanudó su marcha, adentrándose en el bosque.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Algún tiempo atrás, en uno de sus
fugaces paseos, había descubierto un extraño cementerio. En mitad del bosque,
en un aireado claro, había unas extrañas construcciones de piedra que parecían
ser muy antiguas. Buscando alguna entrada, descubrió una abertura diminuta por
la que se metió sin mucho cuidado, como hacía siempre. Su curiosidad estaba
mucho más afilada que su sentido común, y su instinto la había ayudado a evitar
tensas situaciones de las que no pudiera salir hasta entonces, así que tampoco
se preocupaba mucho. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Tras arrastrarse por un túnel
durante un buen rato, encontró una enorme sala extrañamente iluminada. En
aquella habitación no había ventanas, tan solo unos extraños agujeros en el
techo por los que manaba la luz. Lo que sí había, y en una cantidad anormal,
eran puertas. Había puertas en todos los lugares. Puertas de distintas formas y
tamaños. Puertas rotas, puertas nuevas. Puertas. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Una vez más, la curiosidad de
Sheerly la empujó a investigar aquella estancia, así que se acercó a varias
puertas, aunque no se decidió por abrir ninguna, porque ninguna le llamaba la
atención. Entonces, cuando el aburrimiento empezó a hacer mella en ella,
encontró una puerta azul con unos garabatos que desprendían un brillo
blanquecino. Era esa, tenía que abrirla. Sólo tenía un problema: la puerta
medía más de doce pies y era sólida y gruesa. Y ella era una gata que no
llegaba siquiera al picaporte.</div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-10865472913650615772014-08-07T02:57:00.003+02:002014-08-07T02:57:48.658+02:00Hado<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La primera vez que la vi, llevaba
un vestido blanco con un cinturón dorado a juego y una magnífica sonrisa. Ni
siquiera se fijó en mí, un chico normal y corriente, que a su lado parecía
vestirse con harapos. No, su risueña mirada fue a perderse en el horizonte,
quizá en la fantasía de algún amor imposible, o de un futuro lejano. Su pelo
ondeaba al viento como una bandera mecida por la caricia del cielo, y su mano
jugueteaba a recorrer los eróticos contornos de sus labios. Mientras la
observaba y embebía su aroma, notaba como caía presa de su embrujo. Sería suyo
para siempre, aunque ella no sabía que yo existía. Tampoco sabía si volvería a
verla, aunque lo deseaba con cada fibra de mi cuerpo, con cada micra de mi
mente, con cada hilo de mi alma. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Durante días cogí el mismo
autobús, ansiando verla más que cualquier otra cosa. Vivía cada día para subir
a aquél vehículo a las siete de la tarde, soñando cada noche con su rostro. Oh,
amor, qué cruel eres. Hiciste que el tiempo desapareciera y que descuidara
tantas cosas... pero al final la olvidé. La olvidé todo lo que se puede olvidar
a alguien a quién sueñas cada noche de tu vida durante meses y meses sin
descanso. Dejé de pensar en ella poco a poco: Primero fueron sueños perdidos
sin hallarla; después días enteros sin encontrarla vagando por mi mente; la
siguieron tardes sin montar en autobús y finalmente se evaporó de mi memoria. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Había dejado de perder el tiempo
forzando algo imposible, forjando un futuro inexistente en un destino que me
escapa, para empezar a trabajar en mi presente. Mis días se hicieron más
largos. Entrenaba mañana y tarde. Llevaba mi cuerpo al límite cada jornada,
hasta que tan sólo podía pensar en el dolor que sentía. Pasaron las estaciones
y dejó de doler. Volaron lunas y lunas y empecé incluso a disfrutar de aquella
sensación de estar dando todo lo que tenía haciendo algo que me gustaba. Entré
en el cuerpo de bomberos tras años de sacrificio, pero mereció la pena. Al
menos, hasta aquél día.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Somnoliento como estaba, me costó
darme cuenta de que lo que escuchaba era la alarma de incendios del móvil. Me
llamaban porque había trabajo que hacer. Con torpeza y más lentitud de la que
me gustaría reconocer, me calé la camiseta por la cabeza y traté de ponerme los
pantalones a la vez. Error. Acabé en el sofá en una incómoda e inexplicable
posición. Maldije mi coordinación en silencio y seguí a lo mío.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando llegué allí, el equipo ya
estaba sofocando las lenguas de fuego que salían por la ventana norte del
edificio de cuatro plantas. Al parecer todavía quedaba alguien dentro, así que
sin pensarlo mucho me puse el traje ignífugo y me adentré en el infierno. Allí
tras cada puerta podía estar esperándome mi peor enemigo, pero no había tiempo,
el edificio estaba muy dañado y podía venirse abajo en cualquier momento. El
reloj corría en mi contra, pero el fuego me hablaba. Me indicaba por dónde
tenía que cruzar y cuándo tenía que parar. Así que no tardé demasiado en llegar
a una habitación sitiada por las llamas. La puerta estaba atascada y se oían
sollozos al otro lado, así que saqué mi hacha lo más rápido que pude. El sudor
me perlaba la frente y escurría por mis ojos, pero no podía perder un instante
más. Golpe a golpe la puerta cedía. Sollozo a sollozo, una vida huía. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Una vez al otro lado, mientras el
humo escapaba por la puerta abatida, pude ver con dificultad un bulto en el
suelo al otro lado de la sala. Me acerqué y lo cargué con cuidado. Se movía en
lentas convulsiones, mientras lloraba. Por el sonido y el peso, tenía que ser
una mujer joven, pero aquello no importaba demasiado, fuera quién fuese, tenía
que sacarla de allí. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No sin problemas, conseguí
desandar el camino que había recorrido para llegar hasta aquella perdida
habitación. Casi al final un fuerte ruido me pilló por sorpresa. Era quedo,
pero noté las vibraciones en las piernas y antes de girarme para identificar de
dónde provenía ya sabía qué era. Podía ver la puerta, pero no podría llegar
hasta ella. Mierda, estaba tan cerca...</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lo único que pude hacer fue
tumbarme sobre ella, creando un espacio hueco entre su cuerpo y el mío, para
que absorbiera el golpe. Apenas un segundo más tarde el techó cayó sobre mi
espalda y me desplomé sobre la joven muchacha. Conservé la consciencia de
milagro el tiempo suficiente para ver cómo mis compañeros se acercaban a
socorrernos y nos sacaban de allí en volandas. </div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Todo era un poco borroso, pero
mientras estaba en la camilla vi cómo alguien se acercaba a mí. Era una mujer
preciosa que llevaba un vestido blanco ennegrecido por el humo. Tenía los ojos
rojos de haber llorado, pero ahora parecía estar conteniéndose. Juraría que me
decía algo, aunque no podía escucharla. Levantó sus brazos y tomó mi mano entre
las suyas. Lo sé porque lo vi, pero no notaba absolutamente nada, salvo un
fuerte dolor en el costado izquierdo. Bajé la mirada, y entonces me di cuenta:
La viga de madera se había astillado y un trozo bastante grande me atravesaba
el abdomen. No tenía buena pinta. La mujer llevó su mano derecha a mi cara y me
besó en los labios. Entonces algo en mi mente encajó. Recordé su sonrisa en aquél
lejano autobús, y cerré los ojos. No hubo más dolor.</div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-10215109393834924152014-07-15T18:41:00.000+02:002014-07-15T18:41:17.311+02:00Instinto<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El corazón de Alicia seguía
bombeando sangre a un ritmo frenético. Sus ojos se movían de sombra en sombra,
de árbol en árbol. Sus sentidos estaban estirándose más que nunca, y aterrada
como estaba era capaz de ver, oír e incluso oler cosas que jamás habría
imaginado. Se había caído por lo menos cuatro veces, ¿o habían sido más?, no
importa, no era capaz de recordarlo. Lo único que importaba era seguir
corriendo, salir de allí lo más rápido posible. No era capaz de decir cuánto
tiempo llevaba corriendo, pero sentía como si siguiera en el corazón del Bosque
de las Ánimas. Se estremecía sólo de pensar en aquella visión de otro mundo, al
rememorar aquél sonido aterrador que le había helado la sangre. Estaba perdida
pero era incapaz de detenerse, todavía escuchaba el suave sonido que emitían
sus perseguidoras. Con lágrimas resbalándole por las mejillas, recordaba cómo
había empezado su pesadilla.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuándo había iniciado su reto,
Alicia era toda confianza. Con un puntito de arrogancia incluso. Nada la alteraba,
y parecía como si su centro del miedo estuviera desconectado, peor incluso,
como si toda su capacidad de sentir alguna emoción hubiera muerto en aquél
trágico accidente. Dedicó a sus amigos una mirada desdeñosa desde la entrada
del bosque, casi como si le dieran pena, y les dio la espalda. Parecía haber
pasado toda una vida desde aquél momento. Anduvo durante más de media hora siguiendo
aquella senda, flanqueada por altas hayas que la vigilaban desde lo alto,
silenciosas, como jueces imparciales en aquella jugarreta del destino.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando Alicia empezó a jadear a
causa del esfuerzo que le estaba costando subir aquella pendiente, se dio
cuenta que escuchaba otro sonido entre la cadencia de su respiración. Al
principio no le dio importancia porque no supo qué era, pero cuándo lo
descubrió, un escalofrío recorrió su columna como un rayo: Era el llanto de un
bebé, amortiguado por la voz de un grupo de personas que parecía estar
salmodiando. Unos extraños destellos se filtraban entre la frondosa capa de
árboles, y aunque Ali estaba aterrada y sabía que tenía que darse la vuelta y
huir de allí lo más rápido posible, una fuerza ajena, primordial, tiró de ella
hacia el origen de aquél sonido, a través del hayedo. Durante unos minutos que
se le hicieron eternos, no escuchaba otra cosa que aquél llanto, que cada vez
oía con mayor nitidez. Cuando los árboles empezaron a estar algo más dispersos,
Alicia, por instinto, se agachó y empezó a acercarse con más cuidado, muy
despacio y tratando de hacer el menor ruido posible. Finalmente, cuando rebasó
la última línea de hayas, la imagen que tuvo frente a los ojos le impactó con
tanta fuerza que casi se sintió de nuevo
en el coche con su prometido. De hecho, hubiera jurado que sentía la mano de Fran
apretando con fuerza su mano izquierda. Lloró.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Las lágrimas no la dejaban ver
con claridad, pero frente a ella había una alta hoguera de fuego con tonos
verdes y azules, rodeada por un grupo de mujeres envueltas en túnicas que las
cubrían casi por completo. Tan sólo algunos mechones de pelo escapaban de las
capuchas oscuras que ocultaban sus rostros, que parecían absorber toda la luz
del ambiente. Esas personas estaban cantando algo en un idioma que Alicia no
entendía, pero no tuvo tiempo para tratar de entenderlas, porque lo que vio a
continuación hizo que cayera sobre sus rodillas y vomitara lo poco que había
cenado. Aquello era una llamada de su instinto, que le avisaba que algo no iba
bien. Pero Alicia era demasiado racional cómo para escuchar a su instinto,
tenía que comprender, aunque algo en lo más profundo de su alma le gritara que
cuando tuviera las respuestas que buscaba, sería demasiado tarde.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Una mano helada la envolvió por
completo cuando vio al niño que había oído llorar durante los últimos minutos.
Estaba tumbado en una especie de altar, adornado con figuras y símbolos que no
reconocía. Creyó ver dos calaveras, una humana y una de cabra, pero no estaba
segura, pues el niño acaparaba su atención, desnudo como estaba en aquella
noche helada. El niño, y la mujer de la túnica oscura que se acercaba a él, con
un brillo extraño entre las manos que captó la mirada de Alicia de inmediato.
El objeto, que parecía ser metálico, brillaba reflejando las llamas tétricas
que nacían en la hoguera, pero cuándo la mujer lo alzó con ambas manos por
encima de su blanquecino rostro, el cerebro de Ali reaccionó: conocía a aquella
mujer. Era la directora del instituto en el que había estudiado de niña, ¿qué
diablos hacía con aquella gente, en aquél lugar, la noche de los muertos en el
Bosque de las Ánimas? ¿Y por qué demonios tenían a aquél niño desnudo en un
extraño altar frente al fuego mientras canturreaban? ¿Y qué narices era aquél
obje... Descubrió las respuestas en un súbito momento de lucidez, y lo
siguiente que se escuchó en aquél bosque fue un grito desgarrador que rompió el
silencio e hizo que los muertos se revolvieran en sus tumbas. </div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-33460182143419867172014-05-09T13:51:00.003+02:002014-05-09T13:51:33.708+02:00El Sueño de Kira<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Kira abrió los
ojos sobresaltada y cubierta de un sudor frío. Su cuerpo temblaba sin que ella
pudiera evitarlo, el sueño que acababa de tener había sido tan vívido que
todavía sentía cómo aquella fría y pútrida mano se enroscaba en su muñeca. Su
vista todavía no se había adaptado a la reinante oscuridad y su respiración
seguía siendo irregular. Aquél sueño había empezando siendo inocente, algo más
o menos normal, fruto de la suma del inconsciente y el cansancio acumulado,
pero a medida que avanzaba por aquellas calles brumosas, había ido tornándose
más oscuro y bizarro. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Soñó que caía,
como Alicia, y que se levantaba cubierta de rasguños y algo desorientada, pero
estaba en una ciudad. Bueno, más exactamente parecía estar en un barrio de mala
muerte, con callejones estrechos y una densa niebla que le impedía orientarse
mejor. Oía cuchicheos aquí y allá, e incluso le pareció oír el repiqueteo que
producían las patitas de las ratas al avanzar por el asfalto húmedo,
serpenteando entre la basura. Extrañamente, aquello no la alteró. Era vagamente
consciente de que era un sueño, y de que aquellos inmundos y minúsculos animales
no se acercarían a ella si ella no se acercaba a ellos. Miró alrededor y vio
una silueta más allá de la niebla. No estaba segura de lo que debía hacer, pero
ella nunca había sido de las que pensaban mucho las cosas, así que avanzó en
pos de aquella misteriosa figura. Seguramente sería un camello, oculto en una
esquina para trapichear con sustancias prohibidas. No le importaba mucho, con
un poco de suerte podría obtener algo de información. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Atravesó al
última capa de aquella pegajosa niebla, que parecía adherirse a ella como si
fuera la tela de una araña, pensamiento que, por cierto, la hizo estremecer, y
se plantó frente a aquella extraña silueta. Tras observarla mejor, sintió una
mezcla de pánico y decepción: no era una persona, sino un payaso de plástico de
metro setenta, descolorido y lleno de agujeros, tantos, que parecía imposible
que se mantuviera erguido. Mientras se acercaba a él para inspeccionar los
agujeros de cerca, no se percató de que algo se movía detrás de ella, y no oyó
el quedo ruido que producían los pasos que se acercaban. La cadencia tranquila
y pausada de aquél andar la habría puesto nerviosa. Nada se movía con tanta
calma en la oscuridad, nada poseía esa seguridad en un lugar tan peligroso, a
no ser que...</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Kira estaba
estirando su brazo derecho hacia el payaso que seguía inmóvil, observando con
ojos que no veían cómo aquella joven intentaba descubrir sus secretos, cuando
algo se posó en su hombro izquierdo. Gritó. Saltó hacia el payaso, tratando de aumentar
la distancia entre ella y lo que fuera que la había tocado mientras volvía a
gritar. Parecía una histérica y se sentía mal por haber dejado que aquella...
cosa la cogiera desprevenida, pero no podía hacer nada más que gritar y
maldecirse a sí misma. Le costó más tiempo de lo que le hubiera gustado
serenarse y enfocar la vista, pero finalmente lo vio. Allí, frente a ella, al
otro lado del payaso. Como si siempre hubiera estado allí plantado,
esperándola. Las preguntas se arremolinaban en su cabeza y morían en sus labios, aunque podían
adivinarse en sus ojos. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
- ¿Pero qué c... - Fue todo lo que la atónita Kira fue capaz de
articular.</div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-19962125777486181792014-03-10T15:36:00.000+01:002014-03-13T00:30:41.901+01:00Palabras Que Forman Historias Tres: Marsupial, Bucólico, Ceniza, Gonorrea, Paleontólogo e Indiferente.<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div class="MsoNormal">
<div class="MsoNormal">
<div class="MsoNormal">
Juan paseaba intranquilo por las bulliciosas calles de la
ciudad, dejando que un pie arrastrara al otro por aquél enrevesado entramado de
asfalto y hormigón, perdiendo cuidado de los mundanos sonidos que ocupaban sus
oídos a cada instante. Indiferente ante todo lo que le rodeaba, seguía dándole
vueltas a sus propios pensamientos, sumido en un silencio que parecía
engullirlo todo. </div>
<div class="MsoNormal">
Esa
misma mañana había recibido una llamada telefónica de un amigo que hacía años
que no veía. Paleontólogo de profesión, Miguel fue un joven y soñador muchacho
que Juan conoció en un congreso de biodiversidad en Sevilla, hacía ya más de
diez años. Sus ineludibles caminos los habían llevado a sentarse juntos en la
tercera fila de la ponencia de la Doctora Isabelle Crougbourt, una joven y
encantadora bióloga checa de madre francesa y padre alemán de ascendencia
escocesa, con la que Juan había tenido una aventura durante su año de Erasmus
en Edimburgo. La historia, aunque fue bonita, no terminó demasiado bien, debido
a un contagio de gonorrea. Mientras Juan rememoraba con sombría ensoñación el
cuerpo desnudo de Isabelle, Miguel le contaba que esperaba hacer algún día un
descubrimiento que sacudiera los cimientos de la biología moderna. </div>
<div class="MsoNormal">
Juan no
podía haberle hecho menos caso, y sin embargo, aquella llamada de algún modo
había reactivado su memoria a largo plazo, rescatando de las brumas del olvido
aquella conversación. Miguel había descubierto un fósil de alguna especie
desconocida de marsupial en un yacimiento en las afueras de Praga. Era una
noticia inquietante porque hasta la fecha, no se tenía constancia de ninguna
especie marsupial que hubiera residido en Europa. Como biólogo, Juan no podía
desoír aquella llamada, aunque no le hiciera especial ilusión volar a Praga.</div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal">
Dos
días después, su avión aterrizaba sin contratiempos en el Aeropuerto Václav
Havel de Praga. No le sorprendió en absoluto encontrar a Isabelle Crougbourt
junto a Miguel, esperando su llegada a la capital checa. Sabía que se habían
casado hacía cinco años, poco después de que Miguel fuera a la "Univerzita
Karlova" a intentar terminar su doctorado. Recordaba a aquél crío de
apenas veinte años que había conocido en Sevilla, y cómo se había dejado
enredar por la fuerza que Isabelle transmitía en sus discursos. Había estado
enamorado de ella desde entonces, pero esa, es otra historia. </div>
<div class="MsoNormal">
Juan
estaba cansado del vuelo, habían sido casi tres horas de viaje, pero él se
sentía totalmente agotado, así que convenció al feliz matrimonio para que lo
llevaran a una cafetería a reponer energía. Cuando se adentraron en la
cafetería preferida de Isabelle, un extraño lienzo de aire bucólico llamó la
atención de Juan. Era una pintura sencilla, un hombre se resguardaba a la
sombra de un árbol, mientras una mujer llegaba con una cesta con algo de fruta.
Le recordaba a las veces que de niño había ayudado a su abuelo en el campo, y
cómo su abuela salía a media tarde cuando ellos buscaban la sombra como una
persona sedienta busca el agua, y les llevaba algo de fruta fresca para comer. </div>
<div class="MsoNormal">
Le sorprendió
ver que casi todo el mundo fumaba en aquél local, en el que estuvieron
charlando de cosas intrascendentes casi dos horas. Las risas se llevaron la
tensión, y la ansiedad que había anidado en el corazón de Juan al estar junto a
Isabelle sin poder hacerla suya parecía que por fin había alzado el vuelo y se
había perdido en el horizonte. </div>
<br />
<div class="MsoNormal">
O eso
pensaba él, porque cuando Miguel se excusó para ir al servicio, Isabelle
consiguió que un gesto tan simple como sacudir la ceniza del cigarrillo que
estaba fumando resultara tan sumamente sensual que Juan sintió como todo su
mundo se venía lentamente abajo. Alzó la vista y se perdió para siempre en
aquél azul celeste con destellos dorados que resplandecía con más fuerza que
cualquier amanecer...</div>
</div>
</div>
</div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-3797858698067284372014-01-29T15:48:00.001+01:002014-01-29T21:59:23.502+01:00El Bosque de las Hadas<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Una suave melodía flotaba en el aire, etérea y pura. Sonidos vacuos la interrumpían con una
cadencia monótona, repetitiva, cansina. Casi parecía ser el golpeteo incesante
de una piedra contra el tronco firme de cualquier roble de los que poblaban el
tupido bosque. En aquella espesura era difícil encontrar un camino, y más
ahora, después de las recientes lluvias de las últimas semanas, que habían hecho
crecer todo tipo de maleza. Los zarcillos se alzaban aferrándose a todo lo que
tenían alrededor, cubriéndolo todo y dando un aspecto de lo más tétrico a aquél
lugar.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Aún así, la joven
muchacha no perdió el aliento, y seguía adelante con una fuerza y una
determinación encomiables, a pesar de los muchos arañazos que ahora marcaban
sus pantorrillas. Unos minutos antes, no
sabría decir cuántos, había escuchado un grito mientras iba caminando por una
senda que bordeaba aquél bosque de robles. Dubitativa, dirigió una tensa mirada
al bosque, evaluándolo, juzgando si merecía la pena adentrarse en aquél lugar
de viejas y sombrías leyendas, o si era preferible hacer como que no había oído
nada. Un segundo aullido, más agudo y apremiante sucedió al primero, y un
tercero se escuchó no mucho después. Resignada, exhaló el aire en una lenta vaharada
y se adentró en el bosque.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Había pasado un
buen rato desde aquél primer grito, y Sofía empezaba a dudar si había sido un
auténtico chillido de terror pidiendo auxilio, o una estratagema para conseguir
que se adentrara sola en el bosque. Durante años, su abuela siempre le contó la
misma leyenda sobre aquél lugar cuando la acostaba en la cama, y ella aún la recordaba
como una aburrida letanía:</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<i>"Hace muchos años, en el Bosque de las
Hadas, qué es como se llamaba al viejo bosque de robles que hay en las afueras
del pueblo, vivía una vieja mujer a la que llamaban la bruja de las hadas. Al
parecer no era de por aquí, y una noche en la que el bosque estaba en llamas y
la gente del pueblo fue a apagar el fuego, la encontraron, desmayada en medio
de un círculo de fuego. Las lenguas ígneas parecían consumirlo todo, salvo
aquél pequeño círculo, dónde el naranja ocaso daba paso al azul celeste. Cuando
los aldeanos hubieron extinguido el fuego, los ojos de la mujer se abrieron de
par en par. Parecía estar aterrada y repetía un nombre: Emilio.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<i> Ella
tendría unos treinta años en aquél entonces, y la describen como una hermosa
mujer, curvilínea y con cabellos áureos que resbalaban sobre sus hombros para
llegar hasta su cintura. Pese a la insistencia de los jóvenes de la aldea, y de
algún aldeano no tan joven para que los acompañara al pueblo, la misteriosa
mujer desechó todas las ofertas y se quedó viviendo allí en mitad de un bosque
marchito, rodeada por cenizas y muerte. Con el tiempo, y la ayuda de los
jóvenes que querían cortejarla a pesar de lo extraño de su aparición y de su
edad, ya que todas las jóvenes se casaban como muy tarde a los veinte años en
aquél entonces, construyó una especie de refugio en una cueva , con todas las
comodidades que quién vive en un bosque podría encontrar: un lecho de hojas
secas, unos tocones que formaban taburetes, y medio tronco recortado toscamente
para hacer de mesa. Unos cuencos de barro le servían de platos y vasos, y la
única herramienta que jamás poseyó fue una extraña navaja, con una magnífica
empuñadura dorada y una hoja negra como el carbón. <o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<i> Con
el tiempo, la gente fue aprendiendo cosas sobre ella: Su nombre era Clara. Era la
joven hija de un mercader rico de un reino muy lejano, al Sur, cruzando el paso
del Buey Tuerto. Había conocido a un joven llamado Emilio, un soldado que le
había enseñado su lengua, por eso los entendía y podía comunicarse con ellos.
Se enamoró del joven y mantuvieron el romance en secreto durante meses, hasta
que su madre se enteró y la amenazó con contárselo a su padre. Aterrada, la
joven fue a pedir auxilio a una buena amiga, una curandera, para que los
ayudara a huir. <o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<i> Su
amiga los citó en un bosque de hayas que había cerca de su casa a medianoche,
la próxima luna llena. Se dio cuenta de su error demasiado tarde. Cuando
llegaron al lugar acordado, un extraño círculo dibujado en el suelo con lo que
parecía ser sangre de algún animal estaba dibujado en el centro del claro. Su
amiga les dijo que eso formaba parte de un ritual ancestral para atraer la
suerte antes de un peligroso viaje, pero la joven receló. Su amado, no
obstante, pareció confiar en la curandera, así que siguieron sus órdenes. Una
vez situados en el centro del círculo de sangre, la joven observó que el rostro
de su amiga se desfiguraba en una mueca de odio y desprecio. Les confesó que había
estado enamorada del joven todo el tiempo y que fue ella la que contó a la
madre del joven que mantenían una relación secreta. Les dijo que si el hombre
de sus sueños no podría estar con ella, tampoco estaría con Clara, y los
maldijo. Entonces arrojó una pequeña tea al círculo y la sangre comenzó a
arder, formando altos muros de fuego de
los que no podían huir de ninguna forma. Entonces juró que nada podría salvarlos
y riendo en convulsas carcajadas, dio la espalda al hombre que amaba y a la
mujer que había sido su mejor amiga y los dejó morir en un círculo de fuego
eterno. <o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<i> En
ese momento de terror, el rostro de Emilio parecía en paz, y Clara lo miró sin
comprender. Él sonrió, y le dijo que en realidad era un ángel enviado a la
tierra para encontrar al mensajero de Dios. Le pidió perdón por haberla
engañado y la besó con ternura y delicadeza. Entonces se confesó. Confesó haber
traicionado la voluntad de su señor al haberse enamorado de una mujer, pero
dijo que no se sentía culpable, porque su padre le había enseñado a amar por
encima de todo, como a todos sus hermanos. Confesó no haber sido capaz de
llevar a cabo el designio divino y haber fallado en su misión. Entonces pidió
un último favor a su padre: Cambiaría sus alas y su vida por las de Clara.
Entonces Emilio miró a Clara y le pidió que cerrara los ojos. La última visión
que Clara tuvo de su amado fue cómo las lágrimas resbalaban por sus mejillas y
se precipitaban contra el suelo. Entonces perdió el conocimiento, y despertó
más tarde en un círculo rodeado por extraños que hablaban como su amado. <o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<i> Cuando
se despejó y fue capaz de pensar con claridad, se dijo que pasaría su vida
tratando de encontrar un medio de comunicarse con Emilio, porque si era un
ángel, dudaba que Dios lo hubiera matado como él pidió, para que ella pudiera
sobrevivir. Así intentó comunicarse con los ángeles, con Dios o con cualquier
cosa que hubiera en los alrededores. Empezó a hablar con las hadas que poblaban
el bosque, y fue ampliando su círculo de amistades sobrenaturales, aunque
nunca, en su larga vida, consiguió hablar con un ángel. <o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<i> Con
el paso del tiempo, la gente la veía hablando sola, así que empezaron a rehuirla,
e incluso empezaron a temer el bosque. Con cerca de cuarenta años, Clara salió
del bosque persiguiendo a un joven que había ido a buscar una flor que sólo
crecía en el corazón del bosque, para su amada. Clara le gritó que había
destruido una casa de hadas y que las hadas lo matarían si no se alejaba del
bosque para siempre. Como es normal, y nadie podía ver a las hadas, empezaron a
temer a Clara, pensaban que estaba loca y que era peligrosa. Clara pasó los
últimos años de su vida en soledad, y cuando murió, nadie la echó en falta,
hasta que un niño de unos siete años les dijo a sus padres: He visto a la bruja
de las hadas en sueños, me ha dicho que cuidemos el bosque por ella. Que algún
día volverá con su ángel y vivirán en paz para siempre."<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<i> </i>Mientras
recordaba la historia, Sofía no se había fijado en el camino, y ahora se sorprendió
al ver que se hallaba frente a una cueva. La entrada a la cueva estaba cubierta
por ramas de enredadera, que caían sobre la hendidura en la roca como una
cortina que cubre una ventana. Pensó en las veces que se había adentrado en
aquél bosque con sus amigos, intentando encontrar la cueva de Clara. Nunca
habían encontrado ninguna cueva en aquél bosque, y ella pensaba que lo conocía
como la palma de su mano. ¿Sería aquél el lugar que inspiró la leyenda de la
bruja de las hadas? ¿Sería cierto que alguien había habitado en aquél lugar?
Sofía ya se había olvidado del motivo que la había atraído hacia allí, y ahora
su curiosidad palpitaba a toda prisa contra sus sienes, al ritmo de su
desbocado corazón. Dos fuerzas tiraban de ella con la misma intensidad: Una la
invitaba a avanzar, a descubrir qué secretos ocultaba aquél lugar; otra, más
sensata, la animaba a darse la vuelta y alejarse de aquél lugar maldito, cuanto
más rápido, mejor. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Sin embargo, una
tercera fuerza decidió por ella, cuando vio que una mano apartaba las ramas
desde dentro. Una mano envuelta en un fantasmagórico halo azulado...</div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-14253171158352285752013-11-05T20:39:00.003+01:002013-11-05T20:39:25.608+01:00Noche Sin Luna<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
"Acercaos
niños y niñas, y los no tan niños y no tan niñas no os alejéis demasiado,
porque puede que os guste lo que os voy a narrar -gritaba con voz teatral un
bufón de mediana edad que se hallaba frente al Árbol del Tiempo, tratando de
atraer las miradas y la atención de todo aquél que paseara por la plaza. De
momento lo estaba consiguiendo-. Todo empezó hace quince años, en una oscura
noche de verano en la que los copos de nieve caían sigilosos allí donde no deberían
haber caído. Era una noche sin luna en uno de los barrios más tétricos de una
de las más tétricas ciudades, edificada en el siglo dieciséis allí donde nadie
se había atrevido a vivir jamás. Lo primero en construirse fue, cómo no, una
iglesia, en la zona más elevada del "túmulo negro". ¿Qué? -preguntó
el llamativo personaje, volviendo a reclamar con su pregunta a sus oyentes
menos fieles- no me miréis así, ese es el nombre que le daban a nuestra ciudad antes
de erigirla, ¿sabéis por qué? No, claro que no, pero pronto lo sabréis. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Cuentan las
viejas más chismosas y los viejos más cotillas, que cuando las huestes del Rey
Fe se adentraron en estas tierras, miraran
dónde miraran, siempre veían el mismo lugar: un monte lejano del que toda luz
parecía huir -terminó la frase en un tono grave, añadiendo intensidad al
discurso, haciéndolo más selecto, más íntimo, casi secreto-. Durante más de
doscientos años, los soldados que invadían estos parajes verdosos y bendecidos
con la gracia de los dioses, no se atrevieron a pisar el "túmulo
negro". Conquistaron al pueblo que habitaba nuestro país, y diezmaron a la
población que habitaba entre sus fronteras, pero este lugar en el que nos
encontramos -añadió el cuentacuentos a la vez que con un gesto de su brazo
derecho abarcaba toda la ciudad-, fue el único que no cedió jamás al invasor.
Una antigua tribu indígena, gente que vivía por y para la guerra, se estableció
aquí, y ellos fueron nuestros antepasados. Los fundadores de la ciudad que se
haría famosa por sus fachadas obsidiana y sus tejados del color de una noche
sin estrellas. Quizá fuera esa oscuridad la que atenazaba el corazón de los
invasores, o quizá no, pero el Árbol del Tiempo jamás ha visto a nadie de los
nuestros hincar la rodilla ante el enemigo, y lleva aquí desde mucho antes que
los padres fundadores pisaran el túmulo.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Como iba
contando, lo primero que se edificó fue una iglesia, aunque no la que podemos
visitar ahora, aunque imagino que habréis caído en la cuenta, claro -dijo con
una media sonrisa cómplice-. La iglesia de nuestro pueblo no está en el punto
más alto, aunque no está muy lejos. No, Erigieron un templo de roca y viento al
que los sabios de la tribu se dirigían a escuchar las respuestas de los dioses.
No me voy a detener en este tema ahora -comentó el bufón, mirando
distraídamente su reloj de bolsillo-, aunque podría hacerlo porque es un tema
muy interesante. Lo que nos importa es que, después de aquél templo, los
constructores, por llamarlos de alguna manera, no diseñaron absolutamente nada,
simplemente construían casas una al lado de la otra, como les convenía. Por eso
las callejuelas del barrio alto de la ciudad son tan estrechas. Cuando yo era
joven, de hecho... no te rías niña, no soy tan mayor -reprendió el
cuentacuentos a una niñita del público, con fingido gesto ofendido-. Cuando yo
era joven, encontré el esqueleto de un gato que se había quedado atascado en el
espacio entre dos casas contiguas, seguro que todos sabéis a qué casas me
refiero. Como sea, gracias a su falta de organización, siempre que se acerca la
noche de las ánimas, el aspecto del barrio alto se torna más y más sombrío, y
todos los años algún niño baja corriendo de allí, aterrado, entre gritos y
lloriqueos. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Pues bien,
aquella noche sin luna de la que os hablaba, hace quince años... No, no hace
quince años que os hablaba de la luna, sino que la luna sucedió hace quince
años, mira que os gusta distraerme, ¿eh? -el bufón casi consiguió su cometido,
porque los niños reían, aunque los mayores lo miraban con gesto adusto, y ojos
famélicos, como si estuvieran a punto de saltar a devorarlo-. Aquella noche,
mientras la nieve caía y las gentes de la ciudad dormían, sucedió una terrible
tragedia: Un joven muchacho, ciego desde el día que nació, sufrió un terrible
accidente. Lo contrario a un milagro, peor que una maldición. Aquella noche
había salido de casa, acompañado como siempre por su fiel perro guía, y estaba
paseando entre las callejuelas del barrio alto cuando la desgracia le
sobrevino. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
El niño, ni supo
ni pudo explicar qué había pasado, pero cuando lo encontraron, la mañana
siguiente, continuaba gritando, aunque muy débilmente, pues tenía la garganta
en carne viva y estaba tosiendo sangre. Tenía la espalda recostada contra la
fachada de una casa y la frente perlada de sudor. Se hallaba semienterrado en
la nieve, y no había ni rastro de su fiel lazarillo, si no contamos la sangre.
Había sangre en todo el callejón, y un gran charco al lado del muchacho. Oh,
venga, no les tapéis los oídos a mis jóvenes amigos, porque ahora llega lo mejor
-dijo el sombrío bufón, con una sonrisa desquiciada colgando de sus labios-. El
niño, que no había visto nada en toda su vida, recordaba un color que no supo
describir, y lloraba sangre. Desde aquella fatídica noche, todos los días llora
sangre, y tiene pesadillas. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
¿Sabéis con qué
sueña, niños y niñas? Sueña con un hombre de casi tres metros de altura, que se
acerca a él mientras su perro lo guía por las enrevesadas calles del barrio
alto. Es extraño, porque el chico puede verlo perfectamente, y sabe describirlo:
No es un hombre atractivo, lleva gafas y una barba rala, desaliñada. Su rostro
no es simétrico, y, bueno, para acabar antes, tiene cara de tonto. ¿A qué
vienen esas caras de sorpresa, os recuerda a alguien? Qué cosas tiene la vida, que a todos nos pone en su
lugar, hasta a las personas que se aprovechan de los demás, fingiendo
ayudarles. Incluso a los hombres que se acercan a los niños ciegos a traición,
a sabiendas de que no van a poder esquivar el ataque que no son capaces de ver.
Nuestra mente es capaz de devolverle la vista a un niño ciego para que pueda
odiar y perseguir al culpable de atacarlo. Nuestra mente puede despertar, y
enseñarnos a hacer lo correcto, a tratar
de detener a los que se aprovechan de que tenemos los ojos cerrados. Puede
darnos fuerzas para enfrentarnos a nuestros miedos, así que no lo olvidéis
niños: Abrid bien los ojos, para saber quién tiene que pagar por cómo vais a
tener que vivir.</div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
¡¡¡DESPERTAD!!!
-bramó el siniestro cuentacuentos, mientras una vaharada de densa niebla,
surgida de ningún lugar lo envolvía y lo hacía desaparecer, dejando a todos los
presentes con la boca desencajada, y mucho en lo que pensar."</div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-2831289128414736015.post-65141128728697444572013-11-04T01:34:00.003+01:002013-11-05T00:18:51.903+01:00Palabras que Forman Historias. Dos: Honestidad, Esternocleidomastoideo, Almeja, Supercalifragilísticoexpialidoso, Camino, Ventana, Estetoscopio.<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Los primeros
rayos del alba bañaron su rostro, enterrado entre sus brazos y la toalla. Se
había quedado dormido en la playa, después de una noche de locura y desenfreno,
con más desenfreno que locura. Alzó su cabeza, lentamente, todavía aturdido por
el estupor fruto del exceso de alcohol. Su pelo recordaba a la melena de un
león que hubiera pasado una noche de lluvia a la intemperie, después de que un
elefante le hubiera revuelto el cabello con la trompa. De hecho, una obra de
Picasso sería más fácil de identificar, aun en la lejanía. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Sus ojos seguían
entrecerrados a causa de la molesta luminosidad, pero eso no le impidió otear
en derredor, a ver si un estímulo visual reforzaba su mermada memoria. Se llevó
una agradable sorpresa cuando vio que dos hermosas mujeres estaban situadas en
sus flancos, una preciosa pelirroja con un cuerpo imposible a su derecha, que
parecía seguir en su séptimo sueño, o en la cuarta luna de Saturno, no sabría
decirlo basándose únicamente en su sonrisa de felicidad, y en el charco de
saliva que se había formado bajo sus carnosos labios. La otra, morena y de piel
oscura, con más curvas pero un cuerpo igual de impresionante, dormía en una
postura menos femenina. Bueno, no era una postura ni femenina, ni cómoda, o al
menos eso le pareció a él. Seguramente luego tendría dolor de cuello, y también
de espalda. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Se llevo una no
tan agradable sorpresa cuando vio que un hombre con centro de gravedad propio
le miraba con una sonrisa pícara pero nada cómplice y muy maliciosa, ¿Qué demonios
había pasado esa noche? Fragmentos inconexos aparecían en su mente, como el
flash de una cámara de fotos. De hecho, ese flash debía ser también un
recuerdo, porque lo veía una y otra vez, seguro que había alguien en la fiesta
de la playa tomando fotografías y registrando aquella desvergonzada velada para
la posteridad. Recordaba a las preciosas jóvenes, que habían llegado a las
playas de Aguatemplada de vacaciones. Le sonaba que habían hablado en un inglés
dubitativo y tenso, al principio, y luego en un popurrí despreocupado y
"alegre". </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
La historia de la
noche fue tomando forma mientras el muchacho se levantaba y paseaba por la
playa, tratando de recordar. Vio un destello en la arena, y se agachó a ver que
era. El objeto brillante resultó ser unas llaves. Genial, alguien estaría
intentando entrar en casa mientras probaba a abrir la puerta con la llave del
coche. Se levantó y un pequeño mareo sacudió todo su cuerpo, obligándole a
sentarse. No recordaba haber bebido tanto alcohol la noche anterior, aunque
claro, apenas recordaba nada. Mientras echaba las manos hacia atrás y miraba
cómo las gaviotas sobrevolaban el mar, con visible torpeza hasta para los que
no poseían conocimiento alguno en ornitología, su mano rozó algo extraño. Lo
palpó bien y decidió cogerlo, ya que no era capaz de identificarlo por el
tacto. Cuando puso el objeto frente a sus ojos, le llamó la atención descubrir
que se trataba de una <b><i>almeja</i></b>. Estuvo un rato con la vista
fija en el horizonte, y se quedó tan absorto que no se enteró de que la
muchacha pelirroja se acercaba a él, con una sonrisa tímida dibujada en su
rostro, y caminando descalza y alegre sobre la tibia arena. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
- ¡Hey
"Pretty Face"!, ¿qué haces aquí? - La voz dulce y aflautada de la
preciosa joven rompió el ensimismamiento del joven, que se volvió hacia ella
sobresaltado-. ¿te aburrías con Lara y conmigo? - la tímida sonrisa cambió
rápidamente a una más pícara y agresiva-. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
- Pues... creo
que no me "aburrí" - contestó el muchacho, haciendo caso omiso del
mote que le habían puesto las jóvenes extranjeras, y devolviendo picardía por
picardía-, aunque no lo recuerdo muy bien. Creo que no fue una mala noche
porque he visto que tengo marcas de mordiscos en distintos puntos del cuerpo,
pero no recuerdo quién me las hizo. Por favor, dime que me las hicisteis Lara y
tú, y prométeme que nuestro amigo - hizo un ademán con la cabeza, menos
disimulado de lo que hubiera querido - "Homer" no participó en la
sesión privada.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Su rostro al
expresar aquella preocupación que le llevaba rondando la cabeza desde que viera
al hombre entrado en carnes observarle descaradamente debió ser un auténtico
poema, porque la preciosa pelirroja rompió a reír de manera escandalosa. Su
ataque de risa, aunque consiguió mejorar el sombrío humor del joven, no lo
tranquilizó en absoluto. Cada vez que la joven trataba de hablar, se atragantaba
con una nueva oleada de carcajadas, así que tuvo que estar un buen rato en
silencio antes de articular palabra. Cuando por fin se calmó, tuvo que
retirarse unos lagrimones que le resbalaban por sus perfilados pómulos con el
dorso de la mano, mostrando una gracilidad indescriptible. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
- No te
preocupes, cara bonita - le susurró mientras deslizaba el dedo índice de la
mano derecha por el mentón- no dejamos que "homer" - la belleza de
cabellos de fuego tuvo que hacer un visible esfuerzo para no volver a estallar
al pronunciar su nombre- jugara con nosotros, sólo Lara y yo jugamos contigo,
encanto. Nuestro amigo se limitó a observarnos en cuanto Lara le dijo que
prefería operarse de apendicitis ella misma a que él la tocara, y yo le di mi <b><i>estetoscopio</i></b>...</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
- ¿Tu
estetoscopio? - el muchacho estaba cada vez más confundido, no recordaba nada
de aquello y eso le ponía nervioso-.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-¿No te acuerdas?
Parece que ibas más borracho de lo que recuerdo... -la sonrisa que había
ondeado en el rostro de la joven toda la conversación se evaporó, parecía
decepcionada con aquella revelación- Bueno, te haré un resumen:</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
"Lara y yo
somos enfermeras en nuestro país, pero las cosas no pintan nada bien allí,
supongo que aquí pasa lo mismo con la puñetera crisis económica y toda esa
mierda. Bueno, eso ahora no es muy importante, vamos al meollo del asunto.
Hemos estado juntas desde el primer año de la facultad, y empezamos a trabajar
el mismo día en el mismo hospital, llevábamos tres años trabajando más de diez
horas diarias sin prácticamente un día de descanso, hasta que, la semana
pasada, nos despidieron. No nos dieron explicaciones, nos pagaron la miseria
que nos debían y nos pusieron de patitas en la calle. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Cuando estábamos
saliendo del hospital, terriblemente enfadadas, uno de los doctores se acercó a
mí y me pidió que me casara con él. Me dijo que le gustaba desde que empecé a
trabajar allí, y que no se había atrevido a decirme nada, pero que con lo del
despido le daba miedo que no volviéramos a vernos, y que cómo todo había sido
muy repentino y aquello se le había ocurrido en ese mismo instante, no tenía
nada que darme como regalo de pedida, así que me dio su estetoscopio. Un puto
estetoscopio. En fin, el hombre podía ser mi padre, y yo estaba de muy mal
humor, así que lo mandé a paseo, aunque él, como un buen caballero, como última
muestra de <b><i>honestidad</i></b> me dijo que me quedara el estetoscopio para que me
acordara de él cada vez que lo viera, porque aunque yo no lo comprendiera sus
sentimientos eran reales, y no podía aceptar que le devolviera el regalo.
Gracias a él vinimos aquí de vacaciones, a Lara se le ocurrió que teníamos que
desmelenarnos y celebrar una "no despedida de soltera". Llevábamos
tanto tiempo trabajando sin parar, y sin salir, que nos dimos un capricho,
cosas de la vida, ¿no?</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Cuando el avión
aterrizó y llegamos al hotel, ayer a la hora de la siesta, que por cierto, me
parece una costumbre genial, nos enteramos de que se iba a celebrar una fiesta
en la playa, así que deshicimos las maletas, nos arreglamos, y vinimos aquí lo
más coquetas que pudimos, a conocer hombres. Y ahí apareciste tú, genio. Un
hombre guapo, divertido e inteligente que nos conquistó con halagos, y nos
convenció de ceder a nuestros deseos más básicos e incontrolables. Y vaya si
cedimos... Pero si no te acuerdas, cara bonita, no seré yo quién te lo cuente,
así que tendremos que repetir -el rostro de la preciosa muchacha se tornó
rosado, de un color casi tan vivo como su cabello, y su sonrisa pícara volvió a
aflorar en sus carnosos labios- lo más ridículo de la noche fue cuando
intentaste enseñarnos palabras difíciles en tu lengua. Estuvimos casi media
hora tratando de aprender a decirlas antes de que mi cabeza se bloqueara y tuviera
que callarte con un beso, ya sabes, por eso de practicar una nueva lengua y
tal. Las palabras eran... spe... sde... estern... -viendo que la joven se
atascaba, el muchacho decidió intervenir, con una sonrisa sobria y contendida-."</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
- ¿<b><i>Esternocleidomastoideo</i></b>?
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
- Sí, esa era la
fácil -dijo la pelirroja del cuerpo imposible mientras ladeaba su sonrisa y miraba hacia el cielo, tratando de recordar-.
No recuerdo más que cómo empezaba la otra palabra, dijiste que era una palabra
de una película. Empezaba por super.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
- ¿<b><i>Supercalifragilísticoexpialidoso</i></b>?
-esta vez el muchacho no pudo evitar reírse a la vez que decía la palabra,
consiguiendo que la joven pelirroja lo mirara con desconcierto-. Bueno, se ve
que anoche estaba gracioso, ¿qué puedo decir? </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
- ¡Oh! yo no esperaba
que dijeras nada, cielo -dijo la joven mientras se abalanzaba sobre él con una sonrisa
traviesa-.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Pasaron casi
media hora retozando en la arena, hasta el punto que desde lejos tan sólo
parecían ser un montículo de arena el breve tiempo que estaban quietos. Entre
besos y risas, perdieron la noción del tiempo, y cuando el agua del mar empezó
a salpicarles, decidieron que ya iba siendo hora de despertar a Lara. Mientras
rehacían el <b><i>camino </i></b>de vuelta hacia donde habían dejado las toallas, y a
Lara durmiendo a pierna suelta, pasaron cerca de los restos de la hoguera de la
noche anterior. Había ardido con fuerza, y de los tres metros de fuego que
alcanzara, ahora tan sólo quedaban unas pocas ascuas mecidas por el viento, que
soplaba con desgana. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
------------------------------------------------------------------------------------------------</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
- Jaime, ¿qué
haces asomado a la <b><i>ventana</i></b>? -preguntó una mujer de mediana edad, curiosa-. Creo
que nunca te había visto tan melancólico. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
- ¿ah? - dejó
escapar Jaime antes de volver a la realidad-. Perdona jefa, estaba fantaseando
un poco, y pensando en cómo se parece una hoguera al amor de verano... </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
- ¿En cómo...
¡¿Qué?! - la corpulenta mujer parecía inusitadamente sorprendida, como si la
persona más seria del mundo le hubiera contado un chiste totalmente absurdo y
fuera de lugar-.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
- No es nada
-respondió Jaime, evasivo-. Tenemos que terminar esto si queremos llegar a
tiempo...</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Mientras Jaime
dejaba atrás a su jefa en la sala de reuniones, su mente voló más allá del mar,
y de los kilómetros que los separaban. Evocó el recuerdo de la hoguera una vez
más, el fuego, el crepitar de las llamas... y, de nuevo, se sorprendió pensando
en otro fuego, y en el incombustible entusiasmo que lo acompañaba. Qué tendrá
el fuego que hace que los hombres se pierdan en él...</div>
Naitaalhttp://www.blogger.com/profile/07053842967079989868noreply@blogger.com4