jueves, 5 de abril de 2012

Lluvia

                      La lluvia se precipitaba atropelladamente contra el suelo en general, y contra las ventanas de las casas en particular. El sordo sonido de las gotas de agua golpeando el mudo vidrio repiqueteaba, dándole a su silenciosa observación del entorno una preciosa sintonía. En aquel baile de sonidos repetitivos y monótonos, tan sólo una sombra se atrevía a desafiar al agua y al frío.

            Perfilando su sombra en las pareces, tenuemente iluminadas por la descolorida luz de las farolas, el joven muchacho corría. Corría cortando el aire, rompiendo el silencio y desafiando a los elementos. Corría bajo una cortina incesante de agua, que caía, arremolinándose en su chubasquero antes de perderse en el pequeño océano en que se había convertido la acera. La gente normal no salía a correr a esas horas, y mucho menos un día tan lluvioso como aquél. Pero él lo necesitaba. Estaba bloqueado, y cuando tenía un bloqueo de tal calibre necesitaba correr. Y poco le importaba a él el tiempo que hiciera.

            Hermes seguía corriendo, mojándose bajo aquella fría ducha natural, que no hacía sino recordarle ese horrible sentimiento que se arremolinaba dentro de su ser. No sólo estaban en guerra, no sólo había perdido a Valquiria, sino que ahora quizás también hubiera perdido a Atenea. Había reaccionado demasiado emocionalmente a aquél beso. Aquél beso que en tan sólo un instante había revuelto todo su mundo, todas sus emociones de una manera sin precedentes. Normalmente, en otras circunstancias se habría dejado llevar. Atenea era sin duda una mujer maravillosa, encantadora cómo sólo ella podía ser. Era atractiva, muy hermosa se mirara por dónde se mirara.

Pero no era eso lo que le turbaba. No, la razón de su desazón era mucho más profunda. Él se había enamorado de Valquiria mucho tiempo atrás. Pero, antes de aquello, el primer amor no correspondido de Hermes, había sido Atenea. Y eso era precisamente lo que atormentaba el juvenil e inmaduro corazón de Hermes. Durante bastante tiempo su corazón había anhelado la proximidad de Atenea, y estar en la misma habitación que ella le hacía estar feliz. Pero un día entreoyó una conversación entre Atenea y Morgana, en la que la primera dejaba bastante claro que no tenía demasiado interés en Hermes. Entonces apareció Valquiria, y Hermes pudo superar esa historia de amor. Y ahora resultaba que aquello podía no haber sido necesario.

Mientras el agua resbalaba en su rostro, mientras sus pies se hundían en todos los charcos de aquél recorrido nocturno, las ideas se arremolinaban en su pecho, como un potente tifón. Quizá aquella conversación entre Atenea y Morgana que llevó a Hermes a los brazos de Valquiria, no fue sincera. Quizá Atenea, avergonzada de que Morgana conociera las inquietudes de su corazón negara algo que sentía por el muchacho. Quizá Hermes y Atenea hubieran podido estar juntos mucho tiempo atrás. Quizá hubieran podido ser felices en otro tiempo, pero ahora… ahora Hermes no sabía que pensar.

El joven muchacho cargaba con la culpa de haber traicionado los sentimientos por Valquiria, los de ella hacia él, y los suyos hacia Atenea en un primer momento. Ahora no estaba cómodo con la posibilidad de iniciar una relación sentimental con Atenea. Quizá. No estaba seguro. No lo tenía claro, y no sabía si quería arriesgarse a una relación con alguien a quién no supiera hacer feliz. Mientras estas y otras ideas similares salpicaban su mente, las gotas de agua seguían precipitándose hacia el vacío, abandonando las nubes con ansías de explorar un nuevo mundo, y de conocer un nuevo amanecer. Gracias a esas temerarias gotas de agua que inundaban el mundo poco a poco, los seres humanos podían alegrarse de que saliera el sol tras la tormenta, y deleitarse con la extraordinaria aparición del arcoíris. Pero esa, es otra historia.

3 comentarios:

Nosferes dijo...

Así que Hermes estuvo enamorado de Atenea... Es normal que no esté preparado para tener algo con ella, pero por qué Atenea iba a avergonzarse de expresar sus sentimientos por él en el pasado?

Espero que Hermes ponga en orden sus sentimientos para seguir adelante con su vida... Valquiria no volverá, así que espero que algún día pueda estar con Atenea :)

Anónimo dijo...

vaya vaya... espero impaciente la próxima actualización
un beso

Naitaal dijo...

Me alegra que os guste y que sigáis leyendo la historia con asiduidad^^.

Me conformaría con escribir un libro y que dos personas fueran capaces de leerlo de principio a fin.

¡Espero que la historia no os defraude!